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El 23-F de Manuel Hernández de León: el fotógrafo de Alcalá que miró a Tejero a la cara

El último jueves del mes de febrero de 2023 se cumplen 42 años del intento de Golpe de Estado que encogió el corazón de los españoles. Aun muchos dudan de lo que en realidad sucedió en el Congreso aquel día. Pero lo que no admite duda es que, gracias a muchos héroes anónimos, la democracia pudo seguir su camino en España.

El fotógrafo del 23-F era alcalaíno. Manuel Hernández de León salía, en la mañana del 23 de febrero de 1981, desde su casa de la Avenida de Guadalajara número 15 hacia el Congreso para cubrir lo que sería una segura investidura de Calvo Sotelo como presidente del gobierno en segunda vuelta.

“En aquel entonces yo cubría Zarzuela, Moncloa y Parlamento y el redactor jefe Rodolfo López me llamó para que, con otro compañero, cubriésemos aquella sesión del 23-F de 1981”, así empieza la tremenda historia del jefe de fotógrafos de la Agencia EFE.

“Entré en EFE con 14 años y allí estuve 49, toda una vida”. Para Manolo, aquella era una tarde normal de trabajo. Conocía a todos los ujieres del Congreso porque eran innumerables las horas que había pasado allí.

“Eran las 18:23 cuando empezamos a oír ¡Viva España! ¡Viva el Rey! Y unos golpes muy fuertes en las puertas (en 1981 las puertas del hemiciclo del Congreso se cerraban con pequeños candados). De repente entraron muchos Guardias Civiles, mi primera impresión es que habría entrado un comando de ETA y ellos venían a salvarnos”, cuenta Manolo a Dream Alcalá.

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Tejero mirándote a los ojos

Sin tiempo para pensar, Manolo agarró su cámara y se puso a disparar. Primera imagen con los diputados levantándose al oír el revuelo, segunda instántanea al Teniente Coronel Tejero al lado de Landelino Lavilla (presidente del Congreso) y tercera, las más escalofriante, Tejero mirando directamente a su cámara.

“Es curioso, porque reconocí a Tejero. Quince días antes estuve en su casa”. Y es que eran los años posteriores a la Operación Galaxia y días antes el diario involucionista El Alcazar había publicado artículos firmados por el Colectivo Almendros, auténtico caldo de cultivo para el posterior golpe del 23-F. El fotógrafo de EFE se había estado documentando sobre la aún fuerte ultraderecha española.

Tejero: “No soy un golpista, todo es mentira. Estoy con la Constitución”

Me presenté allí y me abrió la puerta en pijama –Soy Manolo de la agencia EFE y vengo a hacerle unas fotos y unas preguntas- le dije. –Claro-, dijo Tejero– “Pero mejor me pongo de uniforme ¿no?”. Manolo le hizo un magnífico reportaje al golpista sin saber lo que pasaría días después. “Le hice fotos a él y a sus hijos, y me insistió en que él no era ningún golpista, que todo era mentira y que él estaba con la Constitución”.

Cuando Tejero miró directamente a su cámara, Manolo no pudo dejar de disparar. Llegó incluso a dejar su sitio para seguir fotografiando el hemiciclo. Pero los guardias civiles subieron diciendo “¡¡¡los rollos, los rollos!!!” pidiendo los carretes a los fotógrafos.

Manolo improvisó una de las maniobras más arriesgadas de su vida. Entregó un carrete en blanco a los golpistas y se guardó el bueno en la camisa, junto con otro que tenía de un pleno anterior. “Estaba muy asustado por si me cacheaban, porque ese no era un buen sitio para esconder nada. Pedí ir al baño y un guardia dijo –Sargento, que este quiere ir a mear-. Cuando fui al baño coincidí con Adolfo Suárez, nos miramos, pero no nos dijimos nada. Una vez dentro, metí los dos carretes en los calzoncillos, bajo los testículos”.

Las imágenes más impactantes de nuestra historia reciente

Afortunadamente para la historia de España, la cosa salió bien. Porque los guardias civiles se quedaron con las cámaras de todos los fotógrafos tras soltarles a las 22:20 horas de la noche. Cuando Manolo preguntó por su cámara, un guardia le fue expeditivo “No se preocupe, la Guardia Civil nunca se ha quedado con nada de nadie”.

Luis María Ansón: “Joder lo que tienes aquí. ¡Que paren toda la red de envíos!”

Manolo salió con otros compañeros del Congreso y rápido se fue a su coche. No tenía gasolina, pero al poner la RNE oyó marchas militares y sabía que TVE estaba tomada. Su idea era irse a Francia con los carretes y aún hoy cada vez que le queda medio depósito en el coche, lo llena entero. “Fui a repostar a María de Molina y cuando después pasé por Espronceda (donde se ubicaba entonces la agencia EFE) pensé que estaría tomada por los militares”. Allí estaba el conserje de turno al que Manolo preguntó si en la agencia había pasado algo. “Aquí no hay nadie”, le respondió.

El fotógrafo entró corriendo en su redacción y allí le esperaba Luis María Ansón (entonces presidente de la agencia). Cuando Manolo se puso a revelar su material, Ansón espetó “Joder lo que tienes aquí. ¡Que paren toda la red de envíos!”. Con el carrete aún mojado por el revelado, a las 23:20 de la noche, se mandaron las primeras imágenes. Y a las 00:00 horas, ya del 24-F, llegó el primer teletipo del diario El País felicitando a Manuel Hernández de León.

Las fotos más importantes de la historia reciente de España estaban ya en todo el mundo, gracias a la cámara de Manolo. Tanto es así que entre las 2:00 y las 3:00 de la madrugada del 24-F empezaron a llegar medios para comprar las imágenes de EFE sin esperar a que les llegasen los envíos.

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Su amigo, el general Gutiérrez Mellado

El Congreso recibió días después a los periodistas que habían cubierto el Golpe para invitarles a comer. Desde entonces, Manolo estrechó una gran amistad con el general Gutiérrez Mellado, que dio la mano a todos menos a él, a quien saludó con un abrazo. “Manolín, si te llegan a pillar te cortan el pelo” le dijo.

Tras aquel suceso, semanalmente, Manolo tomaba café en el domicilio del general en la calle Fortuny. Gutiérrez Mellado falleció en 1995 a causa de un accidente de tráfico. “Para mí, fue un disgusto increíble cuando murió”, recuerda.

Después llegaron muchos premios “pero ni un duro” ríe Manolo que cobró, como cada mes, su sueldo como fotógrafo de la agencia EFE. Aunque, eso sí, reconoce que “es la scoop (exclusiva) con la que los periodistas sueñan durante treinta vidas”.

42 años después hay lugar para mirar con otro prisma el suceso más vergonzante de la historia reciente de la democracia española. El entonces secretario cuarto de la Mesa del Congreso, José Bono, no para de repetir, cuando habla del 23-F, que un periódico danés habló de toreros (la prensa internacional desconocía el significado del tricornio de la Guardia Civil) asaltando el Congreso, pero Manolo puntualiza esa afirmación “Fue un diario sudamericano, no recuerdo cuál, tituló ‘Toreros toman el Parlamento'” asegura el fotógrafo de EFE.

La verdad del 23-F

Manolo no tiene dudas de que “hay que olvidarse de un hecho como ese. Que los militares, o los guardias civiles, entren en un parlamento democrático es algo increíble”.

Manuel H. de León: “El 23-F está por escribir. Los que lo vivieron están falleciendo y el Rey nunca va a hablar”

Pero olvidar no significa borrar para este periodista de raza. “El 23-F está por escribir. Los que lo vivieron están falleciendo y el Rey nunca va a hablar. Cuando requisaron los carretes, yo pregunté a los dos o tres días al jefe de seguridad del Congreso y me dijo que no sabía nada. Los ujieres tampoco sabían nada y los carretes antiguos si los abrías ya no servían para nada, lo normal era haberlos encontrado abiertos y velados en las papeleras. No ha aparecido ninguno y en honor a la verdad, no fui yo solo el que hice fotos. Todos mis compañeros las hicieron y deben estar en algún lado aunque no salieran a la luz”, sentencia Manolo.

“¿Cuantos años tienen que pasar para que esas fotos vean la luz? ¿Acaso no es el pueblo lo suficientemente maduro y no tiene el derecho a saber lo que pasó?” se pregunta.

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Un enamorado de Alcalá de Henares

Desde los 13 años, un año después entró a trabajar en la agencia EFE, hasta los 28, cuando se casó, Manolo Hernández de León vivió en Alcalá de Henares. “Sigo yendo siempre que puedo y soy muy amigo de los Franciscanos de la iglesia de San Francisco de Asís de Reyes Católicos, además tengo mucha amistad con Antolín (de La Cueva de Antolín)”.

Manolo cubrió durante 32 años los eventos de la Familia Real. Pero se siente tan alcalaíno que no viajaba con los Reyes desde Zarzuela para la entrega del Premio Cervantes, sino que les esperaba en la Cisneriana para fotografiar el acto.

Cuando habla de Alcalá se le corta la voz “es una ciudad con una calidad de vida que no tiene ninguna, la gente es afable y buena. He colaborado con el Diario de Alcalá y el Puerta Madrid, me gusta pasear por el río, el gurugú, ir a ver el fútbol al Val, siempre que puedo nombró a Alcalá para que se la conozca en todo el mundo y si no fuera porque trabajaba en Madrid, con los atascos que había para llegar, nunca me habría ido de Alcalá”, concluye quien un día fue el fotógrafo más famoso del mundo.

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