11 de julio de 2010, minuto 116 de partido de la final del Mundial de fútbol de Sudáfrica entre España y Holanda. Varios rebotes en el centro del campo hacen que la pelota no sea de nadie hasta que Iniesta pega una taconazo para oxigenar y darle la posesión a España.
La coge Villa y se la da a Torres, el Niño da un pase al corazón del área que rechaza un defensa tulipan pero el balón cae a los pies de Fábregas, el catalán ve a Iniesta desmarcado y el de Albacete engatilla un derechazo cruzado que bate la portería holandesa.
Los Reyes, Lissavetzky, entonces Secretario de Estado para el Deporte, y todos los españoles que estaban en el estadio saltan de alegría, unas milésimas de segundo después, por el retardo televisivo, lo hacen 45 millones de personas a más de 8.000 kilómetros en la piel de toro.
Dentro de ese grupo, más de 200.000 alcalaínos en sus casas y en los bares se abrazan, lloran y tiran por los aires todo lo que tienen a mano. España era campeona del mundo y las celebraciones empiezan en las calles de Alcalá.
Fuentes del Burro, de la Paz y el Lianchi
Hace ya años, desde las victorias de Madrid y Atlético o incluso del Barcelona, la «Fuente del Burro» de la Plaza de Aguadores era parada obligada de los aficionados al fútbol para celebrar las victorias de su equipo. Sin duda el epicentro de las fiestas en Alcalá cuando se trata del balón redondo. El 2010 será una de más recordadas por la gran afluencia de gente que se congregó en la fuente. Era tal la cantidad de público que solo acercarse al burro era todo un reto, no digamos ya intentar pasar con el coche por aquella zona que, por entonces, no se cerraba al tráfico.
La que se apuntó a la moda tras la consecución de la Eurocopa de fútbol de 2008 fue la denominada fuente de la Paz, en la entrada del barrio del Ensanche. Allí el bar Córcoba servía litros y litros de bebida para las celebraciones y desde entonces es también cita obligada en los triunfos futbolísticos.
Mucho antes, los vecinos del barrio del Lian Shan Po, el Lianchi de toda la vida, bajaban a celebrar títulos futbolísticos y desde luego un Campeonato del Mundo no iba a ser menos. Eran quizá el barrio que más gente congregaba cada vez que se levantaba una Copa si bien es una tradición que se ha ido perdiendo con el tiempo y aunque se mantiene ya no es tan popular.
¿Dónde estabas tú?
A pesar de que aquel Mundial de 2010 se emitió en directo y en abierto en Telecinco (inolvidable aquel famoso «Iniesta de mi vida» que acuñó Camacho como comentarista), la gente no se quedó en su casa para verlo. Reuniones de vecinos en piscinas comunitarias, gorronear al amigo que tenía jardín en su chalet y, sobre todo, bares.
Los bares de Alcalá eran un hervidero de gente e incluso en los más convencionales los clientes pedían al dueño reservar mesa. Sin duda, y a pesar de la crisis que azotaba con virulencia nuestro país, fue uno de los días más felices de nuestras vidas.
¿Recuerdas dónde estabas y cómo lo celebraste? Dínoslo en los comentarios para volver a revivir aquellos momentos donde el Iniestazo nos hizo por un minuto el país más importante del mundo.
Así fue (en lo futbolístico) el Mundial de 2010
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