«Yo, como Javier Rodríguez Palacios, lo veo muy interesante. Como ciudadano de a pie que ha paseado por la calle Libreros, creo que es una buena iniciativa. Creo que la mayoría de las personas de Alcalá están pidiendo que no sea una semipeatonalización, sino una peatonalización».
Así de contundente se mostraba esta mañana el alcalde de Alcalá de Henares, en el turno de preguntas al concluir la rueda de prensa en la que ha anunciado el Plan de asfaltado y señalización vertical y horizontal de la ciudad, que comienza oficialmente el 25 de febrero de 2019.
Hacia tiempo que se venían escuchando estos rumores. Tan bien está quedando el entorno de la plaza de Cervantes y la calle Libreros, que aunque en un principio se diseñó dejando un carril para un sentido de la circulación, ahora el alcalde y el equipo de gobierno se lo están replanteando.
Y en especial en los últimos días, en los que por fin se puede apreciar una calle Libreros limpia y sin restos de obras, y en los que la concejalía de Obras y Servicios está buscando mobiliario urbano para este tramo urbano para instalarlo en cuanto terminen las obras.
La idea era colocar dicho mobiliario para separar la zona peatonal del tráfico rodado, pero quizás ahora se plantee otra disposición si se decide eliminar los coches de la ecuación.
Según ha indicado el alcalde, «estamos a la espera de unos estudios con la Policía y de Movilidad para terminar de asegurarnos de que las dos opciones son posibles, tanto la semipeatonalización que ya estaba diseñada, como una posible peatonalización. Así que en los próximos días tendréis noticias claras sobre este asunto».
Y es que aunque se plantee la peatonalización completa de Libreros y plaza de Cervantes, hay que asegurar un acceso a los residentes y a los garajes, y por descontado una ruta segura para el acceso de los vehículos de emergencias ante cualquier contingencia.
Pese a todo, Rodríguez Palacios no ha dudado en reiterar su apuesta personal por cerrar del todo al tráfico el centro de la ciudad: «como ciudadano, creo y entiendo que la ciudadanía nos está pidiendo que lo peatonalicemos. Y como responsables políticos debemos escuchar y poner los medios técnicos para ver esa hipótesis».
Un asunto de… bolardos
Hace casi dos décadas que en Alcalá de Henares se debate de manera encendida si se debe cerrar al tráfico por completo el centro de la ciudad o no. Fue un 22 de septiembre de 2002, aprovechando el Día Sin Coches, cuando el alcalde socialista Manuel Peinado, se atrevió a poner en marcha el plan de restricción del tráfico en la zona centro, que reservaba 15 de sus 89 calles para uso exclusivo de peatones, y otras 41 sólo para automovilistas que sean residentes en esa zona.
Para ello se ideó un sistema de bolardos móviles, cuya apertura y cierre estaba controlada las 24 horas del día por la Policía Local a través de un circuito de cámaras de vigilancia.
La idea buscaba devolver el centro a las personas dejando fuera los coches y por tanto la polución. La misma idea que mueve ahora al actual equipo de gobierno, quienes además siguen las recomendaciones dictadas para los centros históricos de cualquier ciudad Patrimonio de la Humanidad.
Pero la idea chocó frontalmente con muchos ciudadanos, y en especial con muchos de los comerciantes del centro. En especial el PP recogió durante el verano cerca de 6.000 firmas contra el proyecto y se creó una «Plataforma Complutense» que se mostró repetidamente en contra de la manera en que se estaba llevando a cabo el cierre al tráfico de las calles.
El resultado fue catastrófico para Peinado. En la siguientes elecciones Bartolomé González le arrebató el bastón de la ciudad con solo 35 años, en gran medida por su promesa electoral y primera medida tras su nombramiento: «bajaremos todos los bolardos y volveremos a empezar la peatonalización desde el principio. Por ahora, los coches volverán a circular por el centro».
Y así se quedaron inservibles, los bolardos, sin que nadie se atreviese a sacar de nuevo este tema durante años. La crisis económica y la gran deuda de la ciudad hizo el resto, hasta que ahora se ha podido replantear de nuevo el tema, de nuevo con otro alcalde socialista en el gobierno, de nuevo con la idea de recuperar el centro para las personas.
Peatonalizamos por completo ¿sí o no?
Esa es la gran pregunta. Y no somos los primeros que nos cuestionamos estos asuntos, puesto que la peatonalización del centro es un paso que ya han dado muchas ciudades y capitales de provincia.
Baste nombrar a Pontevedra, cuya peatonalización del centro histórico también generó mucho conflicto en su día, cuanto más porque abarcaba muchas más calles que en Alcalá. Sin embargo ahora da gusto pasear por sus calles, el comercio no solo no ha cerrado sino que han florecido nuevos negocios, y en general todos parecen haber aceptado bien el cambio.
¿Qué hacemos con Alcalá? ¿Cerramos nuestro centro o lo dejamos abierto?
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