Únete y vencerás, que hemos escuchado toda la vida. Un equipo de investigación internacional en el que participan expertos españoles ha demostrado que las especies poco abundantes se asocian espacialmente en el 90% de las comunidades de animales y plantas estudiadas, para fomentar su persistencia frente a las más competitivas.
“Las comunidades de animales y plantas se organizan igual que lo hacemos en las ciudades, en guetos o barrios étnicos”, determinan los investigadores. “Esta organización podría estar detrás de la persistencia de especies raras ya que estas podrían evitar la presión competitiva de las especies más abundantes, bien porque cooperan entre ellas, bien porque prefieren microhábitat concretos o ambas cosas a la vez”, puntualizan.
Los resultados de esta investigación, publicada en Nature Ecology & Evolution, sugieren una explicación general para el mantenimiento de la biodiversidad en ambientes competitivos, matizando el principio de exclusión competitiva por el que las especies con las habilidades competitivas más bajas deberían ser excluidas por las competidoras más eficientes. “Este patrón podría explicar cómo especies que compiten por los mismos recursos son capaces de coexistir”, comentan los biólogos.
Las instituciones españolas que han participado en este estudio son el Museo Nacional de Ciencias Naturales y la Estación Biológica de Doñana (ambos del CSIC), la Universidad de Alcalá, la Universidad Complutense de Madrid, la Universidad Rey Juan Carlos, la Universidad Autónoma de Madrid, la Universidad de Castilla-La Mancha, la Universidad del País Vasco.
Desde la conservación al estudio de enfermedades
Para llevar a cabo el estudio, se han analizado más de trescientas comunidades ecológicas de musgos, hierbas, árboles, insectos, arácnidos y corales, entre otros, distribuidas por todo el mundo.
Los investigadores explican que, para detectar los guetos o grupos, utilizaron la teoría de redes mientras que para estudiar los mecanismos que daban lugar a ellos aplicaron simulaciones numéricas. Los resultados de estas simulaciones constatan que la agrupación entre especies poco abundantes es necesaria para explicar los patrones de coexistencia observados a escala mundial.
Estos hallazgos pueden tener profundas implicaciones para la comprensión de la formación de las comunidades ecológicas. Entre sus aplicaciones, los expertos destacan la planificación de la conservación o incluso el estudio de enfermedades humanas relacionadas con el microbioma intestinal, “donde la coexistencia de especies es fundamental”.
“Sin embargo, aún se desconocen las interacciones y mecanismos específicos que permiten asociaciones de especies raras, lo que también debería impulsar una nueva agenda de investigación en varios campos de las ciencias de la vida”, reconocen los investigadores.
Referencia bibliográfica: Calatayud J. et al. “Positive associations among rare species and their persistence in ecological assemblages”. Nature Ecology & Evolution. Diciembre 2019. DOI: 10.1038/s41559-019-1053-5
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