Dream AlcaláNoticiasEl primer fin de semana de restricciones deja una sensación preocupante

El primer fin de semana de restricciones deja una sensación preocupante


El nuevo ‘confinamiento’ de Alcalá de Henares, junto con el de Madrid y otras ocho poblaciones madrileñas, comenzó el viernes por la noche a las 22:00 horas. Y es cierto que se ha comprobado una disminución palpable en el número de desplazamientos por carretera, pero la situación en el interior de la ciudad tenía un aspecto que distaba mucho del de una ciudad ‘confinada’.

En esta ocasión no hay un estado de alarma que impida a las personas salir de casa, se trata de un cierre perimetral de los municipios y ciertas restricciones en nuestros hábitos y horarios. Pero aunque la orden ministerial no tenga potestad para confinar personas en sus domicilios, se nos ha dicho por activa y por pasiva que lo mejor que podemos hacer es tener una actitud responsable y quedarnos en casa siempre que sea posible.

Sin embargo, solo hizo falta asomarse por muchos barrios de Alcalá el sábado por la tarde, para comprobar que la actividad social casi no había cambiado respecto a la semana anterior. Las calles, los parques y las plazas bullían de gente.

Toda esta situación se hace especialmente palpable en el casco histórico de la ciudad, de donde son las fotografías que ilustran este texto. Las calles eran un hervidero de personas que paseaban junto con otras que llenaban las terrazas, especialmente desde los Cuatro Caños hasta la plaza de los Santos Niños e incluso en su continuación por la calle Victoria.

En la terraza y sin mascarilla

Es cierto que los paseantes llevaban puestas sus mascarillas. Pero al mismo tiempo también es cierto que muchos se la quitaban tras decidir sentarse en la terraza de un establecimiento.

Y no nos referimos a que «se la retirasen momentáneamente para beber», sino que la mayoría permanecía constantemente sin ella hasta que se iban. Es como cuando jugábamos de pequeños al pilla-pilla, cuando llegas a una terraza llegas «a casa». Y todo el mundo sabe que si estás «en casa» el virus no te puede atacar.

Así que en las estrechas calles del centro se juntaban cientos de paseantes con mascarilla (la mayoría con ella bien puesta y algunos con ella por debajo de la nariz), con decenas de personas que mantenían animadas conversaciones a cara descubierta mientras disfrutaban de sus consumiciones. Todos agolpados, a pocos centímetros unos de otros en los puntos más congestionados de las calles del centro.

Parece increíble que a estas alturas y habiendo pasado lo que hemos pasado, sabiendo que somos el país que peor está de toda Europa y que el virus cabalga desbocado entre nosotros mucho antes de que llegue el temido frío, sigan siendo tantos los que hayan perdido el miedo a una pandemia que nunca ha dejado de matar personas, más de 40.000 ya en toda España. Y las únicas medidas que están en nuestra mano seguir son fundamentalmente tres: distancia social, limpieza de manos y mascarilla.

Durante este fin de semana en muchos lugares públicos de Alcalá de Henares, al menos dos de estos tres puntos no se han cumplido.

Muy atrás queda ya esta otra imagen de la calle Mayor del pasado 28 de abril.
Todos somos responsables

En las últimas semanas hemos asistido a un espectáculo político que se puede denominar de muchas maneras menos «de ser el que la sociedad necesita» para superar la grave crisis sanitaria que atravesamos.

Cada día que pasa hay más personas convencidas de que los políticos, tanto los que han decidido este nuevo confinamiento como los que han tenido que realizarlo a regañadientes, son de hecho y en buena medida responsables de lo mal que estamos de nuevo.

Y argumentos no les faltan: medidas tardías y a menudo contradictorias, recursos sanitarios muy limitados, profesionales de la sanidad desbordados y agotados, colas y esperas eternas para conseguir una atención básica (o urgente) en primaria, y la sensación de que en buena medida se han perdido los meses de verano y que de nuevo vamos de cabeza a una segunda ola que algunos expertos dicen que será peor que la de marzo, y para la que estamos casi igual de mal preparados.

Sin embargo, no todo deben ser críticas a la clase política, porque en realidad hay para todos. ¿Cuándo vamos a estar los ciudadanos a la altura de las circunstancias?

Si como sociedad y de forma mayoritaria no nos tomamos la situación en serio de una vez por todas, si seguimos haciéndonos trampas en el solitario y reaccionamos solo cuando vemos cerca a la autoridad, estaremos abocados a una crisis sanitaria y económica larga y muy dañina para todos.

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