El presidente de la Asociación de Comercios de El Ensanche (ACOEN), Ricardo Palomino, repasa en esta entrevista la situación del sector tras un año marcado por la pandemia, el confinamiento y las limitaciones al comercio.
Estamos cerca de cumplir un año de que se decretara el confinamiento y el cierre de comercios no esenciales, una medida que se prolongó casi tres meses. ¿Cómo vivieron esta medida los comercios y negocios de ACOEN?
Yo diría que en general, el comercio tradicional, pasó una auténtica prueba de supervivencia, puesto que se forzó el cierre de un día para otro sin saber absolutamente nada de lo que pasaría. Y lo que en principio iban a ser dos semanas, se prolongó casi tres meses, con noticias que se contradecían, poca información directa, y una realidad demoledora: estar cerrados significaba no tener ningún ingreso.
¿Se ha vivido de forma similar en todos los sectores?
Para los comercios de servicios no esenciales, los que tuvieron que cerrar, diría que sí. Y estos han sido la gran mayoría de nuestros asociados y del comercio en general, creo yo: zapaterías, peluquerías, centros de estética, cristalerías, tiendas de ropa, reparadores….
Para los negocios que pudieron, o tuvieron, que continuar con su actividad, la situación ha sido diversa. Por ejemplo, para las ópticas, estar abiertos para proporcionar servicios básicos, significó mantener unos costes con unos ingresos muy reducidos, algo que para cualquier negocio es ruinoso. Para los comercios de alimentación, el confinamiento y el cierre de centros comerciales ha significado una oportunidad de fidelizar clientes y de darse a conocer más, y esto es muy importante, porque ha ayudado a que los vecinos descubran todo el abanico de productos y servicios que tienen a su alcance, cerca de sus casas. Para los asesores fiscales y laborales, que también tenemos entre nuestros asociados, pasaron un auténtico calvario tramitando sin información clara ERTEs, prestaciones a autónomos, prórrogas de pagos… Otros como las academias, se vieron obligados de la noche a la mañana a modificar drásticamente su forma de proveer servicios, pasando 100% a online con la adecuación e inversión que eso implica.
En general, por las experiencias que nos trasladan nuestros asociados, cada cual en su sector y con sus peculiaridades, ha sido una situación crítica, de mucha tensión y sobre esfuerzo en muchos aspectos.
¿Cómo vivieron los comercios de ACOEN la reapertura en mayo?
Pues también de forma complicada porque, de entrada, y después de casi tres meses sin ingresos, pero sí con gastos, lo primero que tuvimos que hacer fue invertir para adaptar nuestros espacios: mamparas, mascarillas, gel hidroalcohólico, y son gastos que se han añadido a nuestras actividades de forma recurrente mientras dure esta situación.
Pero esos gastos habrán sido menores que durante una apertura normal, ¿o no?
En algunos casos sí y en otros han sido iguales que estando a pleno rendimiento. Por ejemplo, con el tema de los alquileres, ha habido casos en los que se han podido renegociar los contratos de locales, pero ha habido muchos negocios que han tenido que pagar el mismo alquiler estando cerrados, sin actividad ni ingresos.
En cuanto a impuestos, se pospuso el pago de algunos, pero la tasa de basura del periodo que hemos estado cerrados la hemos tenido que abonar, aunque obviamente no se hayan generado basuras. Medidas como los ERTEs han ayudado a los comercios y autónomos con sus empleados, claro, pero no están exentas de costes.
Los gastos de agua, luz, telecomunicaciones, seguros, etc … no desaparecieron con el cierre de la actividad comercial, y aunque se redujeran, y no todos, hay que tener en cuenta que no estábamos generando ingresos, estábamos cerrados.
Estamos en plena tercera ola de la pandemia, con nuevas restricciones que nos afectan a todos y también al comercio local. ¿Cómo se está viviendo esta situación en los negocios del barrio de El Ensanche?
Con mucha frustración y mucha incertidumbre. El comercio local está hecho de pequeños negocios, negocios familiares, no somos grandes empresas y no tenemos los recursos ni la capacidad para aguantar la drástica reducción que muchas de nuestras actividades están teniendo entre el confinamiento y las restricciones (de movilidad, de aforo, medidas adicionales de higiene, horarios…).
Está siendo complicado y lo peor es que no vemos un horizonte claro, un punto de inflexión a partir del que podamos empezar a recuperar realmente la marcha normal de los negocios y nos estamos acercando al año de vivir con esta situación.
¿Qué impacto tendrá en el comercio local la restricción de movilidad que han entrado en vigor en Alcalá de Henares?
Es difícil de cuantificar, pero lo tendrá, desde luego. Los comercios de Alcalá proveemos de productos y servicios a muchos pueblos de alrededor, Camarma, Daganzo, Meco, Los Hueros y muchos otros. En definitiva, significa una disminución más de los ingresos y de nuevo, mucha incertidumbre.
¿Han cerrado comercios debido al impacto de la pandemia?
Sí, claro, y los que no hemos cerrado estamos haciendo verdaderos malabares para afrontar prácticamente el mismo volumen de gastos, pero con muchos menos ingresos y mucha incertidumbre. Es una situación verdaderamente difícil para todos los comercios, no creo que el pequeño comercio de Alcalá (o de España) se haya visto es una situación tan dura nunca.
Tanto a nivel local como, regional y nacional se han lanzado programas de ayudas para el comercio, ¿están funcionando?
Pues no mucho para ser sinceros; es verdad y es importante el hecho de que haya habido ayudas y que se hayan lanzado programas específicos para el pequeño comercio y los autónomos. Pero la realidad es que muchos programas no han estado bien dimensionados y el presupuesto se ha agotado enseguida, con lo cual muchísimos comercios se han quedado fuera.
Otras ayudas aun no se han confirmado, o ha habido una resolución positiva pero no se han ingresado, algunas desde junio … Esto refleja el distanciamiento entre la realidad que vivimos los que tenemos negocios y la lentitud burocrática de la administración, y es que los tiempos de las administraciones públicas y los del comercio son muy diferentes: un comercio que ya estaba pasando apuros en junio o julio del año pasado, que tiene una ayuda concedida pero que a día de hoy aun no la ha cobrado, está más cerca de cerrar que de remontar.
Además, siendo realistas, los importes de las ayudas tapan algún agujero, pero no resuelven el problema principal que es amortiguar todo lo que se ha perdido y asegurar la continuidad y la recuperación.
¿Qué previsiones se barajan para el 2021?
A corto-medio plazo, no parece que la situación vaya a cambiar significativamente. Tendremos que ver cómo evoluciona la pandemia y el impacto económico que tiene en las familias. Va a depender también de qué tipo de apoyos recibimos por parte de las administraciones para amortiguar la situación, porque el impacto de la pandemia en los negocios no se ha limitado al confinamiento, el periodo del estado de alarma o la reapertura, que es donde se han centrado las ayudas institucionales, el impacto en nuestro sector continua y continuará mientras la pandemia siga generando una crisis sanitaria y económica. Por eso necesitamos un apoyo continuado.
¿Qué necesitaría el comercio local de las administraciones para superar esta crisis?
Lo primero y fundamental es que entiendan cuál es la situación, los tiempos y las necesidades del comercio de barrio. Si no, es muy difícil que puedan estructurar programas, ayudas o actividades que estén dimensionadas adecuadamente para atender nuestras necesidades. Harán cosas, sí, que sonarán muy bien en papel, pero estarán alejadas de la realidad y los retos de los comercios, negocios y autónomos y autónomas. Esta es, de hecho, la razón por la que muchos comercios no se adhieren a los planes o programas que se crean desde las administraciones, no responden a sus necesidades.
Nosotros desde la ACOEN estamos siempre dispuestos a reunirnos con los grupos municipales y tratamos de mantenerles informados de la situación, pero eso no es suficiente, es necesario que las administraciones sean mucho más proactivas y eficientes. Necesitamos una mesa de comercio real, con personas que conozcan la realidad de tener un negocio, de ser autónomo, donde estén asociaciones independientes de medios políticos y económicos, y que las administraciones basen sus planes y medidas en las sugerencias y necesidades que se planteen desde ahí.
Y a los ciudadanos, a los vecinos de Alcalá en general y de El Ensanche en particular, ¿qué les pediría?
Les pediríamos que apostasen por el pequeño comercio, por los negocios locales que estamos en su barrio. Que confíen en nuestra capacidad y calidad de servicio porque la tenemos, ¡y mucha!
Apostar por nosotros no es dejar de comprar en grandes superficies o por Internet, es incluirnos también a nosotros como proveedores. Y es asegurar que seguiremos estando presentes en el barrio, dándole vida y preocupándonos por que sea un barrio de calidad, seguro y con todos los servicios necesarios.
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