Las campañas del 8 de marzo de Cruz Roja Juventud ‘Mujeres en poder’, ‘Incuestionables’ y ‘Entrelazadas’ se aglutinan este año para aplicar todo lo aprendido y llegar al objetivo de este año: quererse más, y no dudar de los logros propios, ni los logros de las demás mujeres, algo que ocurre más habitualmente de lo deseado como herencia de un sistema patriarcal que ha minusvalorado las capacidades de las mujeres.
Así ha nacido ‘Júzgate menos, abrázate más’, el lema que la Organización propone para que las mujeres sigan su camino de empoderamiento y rompan con el auto juicio negativo que sigue presente en estructuras sociales, políticas, económicas e incluso emocionales. “Queremos seguir trabajando para que las mujeres nos empoderemos, no dudemos de nuestra valía y juntemos fuerzas, para finalmente llegar a un objetivo sabiendo que lo hemos conseguido por nuestros méritos propios. Somos nosotras las que llevamos la batuta”, remarca Lucía Curtu, Secretaria Estatal y referente de feminismos en Cruz Roja Juventud.
Para conseguir estos objetivos, desde la sección juvenil apuestan por el autocuidado, “de la salud mental, la física y la emocional”, enfatiza Curtu.
Para revertir el diálogo interno, el cual en muchas ocasiones es negativo, (‘seguro que lo has hecho mal’, ‘no vales para nada’), y convertirlo en positivo (‘puedo hacerlo’, ‘sé que puedo conseguirlo’), Cruz Roja Juventud se va a centrar en la importancia de eliminar los pensamientos negativos que distorsionan la realidad, y generan emociones y conductas inadecuadas “lo ideal es que nos demos cuenta de cómo nos hablamos, para modificar el diálogo y crearlo en positivo y constructivo”.
Un año más, Cruz Roja pone así de manifiesto la necesidad de continuar trabajando para conseguir una igualdad efectiva entre hombres y mujeres, que permita crear una sociedad justa donde todas las personas tengan los mismos derechos y oportunidades. Para ello, trabaja en un enfoque de género interseccional que visibiliza la discriminación por género, pero también la existencia de otros factores como el color de la piel, la edad, la clase social o situación socioeconómica, la etnia, la orientación sexual, las creencias religiosas, e incluso la situación geográfica, que generan discriminación, o privilegios únicos, en función de cómo es el contexto en el que se vive.
Las formas de la desigualdad de género
A través de los estudios realizados por Cruz Roja con la población atendida, la Organización ha podido comprobar cómo las mujeres a día de hoy en el país siguen asumiendo involuntariamente el ejercicio de ciertos roles que le impiden romper con su situación de desventaja social.
Así, las investigaciones de Cruz Roja confirman que las mujeres siguen liderando los cuidados familiares; así, en el 44% de los hogares, las mujeres atendidas por Cruz Roja señalan haber sido quienes se han encargado de forma exclusiva de las labores domésticas, de los cuidados de los niños y niñas o personas dependientes durante la pandemia y de las necesidades educativas . La situación se agrava en 2021, el porcentaje asciende al 53%.
Asimismo, las consecuencias psicológicas y emocionales en los contextos de crisis (preocupación, dificultad para conciliar el sueño, etc.) son mucho más graves en las mujeres, con diferencias de hasta 10 puntos porcentuales con respecto a los hombres. También acusan peor estado de salud con similares diferencias porcentuales.
Las mujeres se enfrentan a un mercado laboral menos favorable y las brechas de género (menor acceso, mayor precariedad, mayores tasas de abandono por cuidados, menores salarios, etc.) durante la pandemia siguen aumentando. Por otro lado, la responsabilidad de asumir en solitario los cuidados cuando estás en situación de pobreza o no cuentas con una red de apoyo, la violencia ejercida hacia las mujeres o las consecuencias de ser una persona migrante, etc. suman a las brechas de género existentes en el mercado de trabajo otras brechas que suponen más barreras a la hora de acceder y participar en el ámbito laboral en igualdad de oportunidades, prologando la pobreza y desigualdad en el presente, y en el futuro.
La experiencia de Cruz Roja en este sentido demuestra que es imprescindible seguir abogando por proyectos y acciones que den respuesta especializada a todas las formas de violencia, reconociendo la base dónde se sustentan, y removiendo obstáculos que dificultan que avancemos hacia sociedades justas e inclusivas. Romper las barreras estructurales que condicionan esta situación y facilitar el autocuidado y empoderamiento de las mujeres son dos imperativos para Cruz Roja.
Por todo ello, Cruz Roja trabaja de manera transversal a través de todas sus Áreas de Conocimiento, en una atención centrada en la persona, en este caso la mujer, y en la creación de una sociedad más justa, sostenible y diversa en la que se fortalezcan ecosistemas de buen trato en los que las mujeres puedan contar con espacios en los que reconocerse y cuidarse.
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