La Universidad de Alcalá y la Fundación Antezana cierran esta semana las actividades conmemorativas organizadas en torno al V centenario del nacimiento de Francisco Vallés. Aprovechamos para conocer un poco mejor a esta figura esencial de la historia de Alcalá de Henares.
Francisco Vallés ‘El Divino’
Francisco Vallés, considerado el creador de la anatomía patológica moderna, estudió y desarrolló su actividad docente en la Universidad de Alcalá. Tras licenciarse en Artes y en Medicina y doctorarse, llegó a ser catedrático en la propia Universidad, ocupando la Cátedra Prima de Medicina hasta el año 1572.
Profesor muy admirado por sus alumnos, Vallés fue decisivo en la reforma de dicha cátedra, ya que fue él quien solicitó ampliar de seis meses a dos años las prácticas médicas para ser Bachiller en Medicina. Asimismo, promovió la creación de las cátedras de Anatomía, primero, y Cirugía, después.
Llegó a publicar quince obras. En ellas, al igual que hacía en sus clases, prevalecían la observación, la experimentación y la práctica médicas, dejando así atrás las enseñanzas puramente teóricas propias del Medievo.
Vallés fue, por tanto, una de las figuras más relevantes de la historia de la Universidad de Alcalá y, probablemente, el más brillante de aquella edad de oro de la medicina humanista, llegando a ser protomédico general de Castilla y médico de cámara del rey Felipe II. Fue este rey el que le calificó de «Divino», al curarle de una crisis de gota.
Junto a él, destacó toda una generación de médicos humanistas que impartieron o recibieron clases en ella, como Fernando de Mena, Cristóbal de Vega, Juan Alonso de Fontecha o Rodrigo de Reynoso, entre otros.
Murió en Burgos en 1592, en el transcurso de un viaje con el Rey. Sus restos fueron trasladados a Alcalá de Henares y enterrados en la Capilla de San Ildefonso, donde reposan en una urna recuperada en la restauración de la sala, llevada a cabo en 2011.
La urna aparecida en la lápida del ‘Divino’ Vallés
El 14 de abril de 2011, durante las obras de restauración de la Capilla de San Ildefonso, se localizó un cofre de plomo que contenía restos óseos justo detrás de la lápida sepulcral de don Francisco Vallés. Desde el primer momento se especuló con la posibilidad de que esos huesos pertenecieran al que se conoce como creador de la anatomía patológica moderna.
Los estudios realizados evidenciaron que los huesos hallados en el interior de la urna pertenecen a varios humanos (adultos y niños) y a animales. Asimismo, la historia corrobora que este gran médico renacentista español, al que Felipe II denominó ‘el Divino’ (por curarle de la gota) falleció en Burgos en 1592 y que sus restos se trasladaron a la Capilla por expreso deseo del rey para darles sepultura.
También hay documentación sobre cómo en el siglo XIX (en 1862) los restos del médico se exhumaron y se introdujeron en el recipiente metálico que, tras permanecer seis meses en dependencias de la Universidad, volvieron a emparedarse en la Capilla.
La urna de plomo del siglo XIX, que se expone en el mismo arcosolio en el que apareció, fue restaurada por la Comunidad Autónoma de Madrid en el Museo Arqueológico Regional. El trabajo corrió a cargo del restaurador Javier Casado, quien eliminó diversas deformaciones y recuperó los colores originales. La caja transparente que la protege y los perfiles de hierro los diseñó el arquitecto de la UAH José Luis de la Quintana.
Homenaje a Francisco ‘Divino’ Vallés
El pasado mes de octubre de 2024, el rector de la Universidad de Alcalá, José Vicente Saz, descubrió una placa como homenaje a Francisco Vallés (imagen superior), en el contexto de la conmemoración del 500 aniversario de su nacimiento.
Ubicada en el Patio de Santo Tomás de Villanueva del Rectorado, la placa recuerda la importancia de El Divino Vallés, “protomédico general de Castilla y médico de Felipe II, que impartió su sabiduría en la Universidad de Alcalá, contribuyó significativamente al avance de la Medicina y sirvió de modelo para las generaciones futuras”.
El humanismo médico y la Universidad de Alcalá
Desde la fundación de la Ciudad del Saber en el año 1499 por el Cardenal Cisneros, la Universidad de Alcalá promovió una auténtica revolución en distintas disciplinas, incluida la Medicina. Con la llegada del Humanismo dio comienzo a una nueva forma de entender la medicina que cambiaría para siempre la atención sanitaria en todo el mundo.
Junto a Francisco Vallés, toda una generación de médicos humanistas como Cristóbal de Vega o Juan Alonso de Fontecha contribuyeron a la modernización de esta disciplina.
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