¿Que tiene esta gente que los hace tan especiales? ¿Qué
tiene esta gente?
Que cuando todos huimos como ratas cuando el barco se hunde.
Ellos dan un paso al frente.
Que ante el sufrimiento ajeno, ellos se convierten en una
caricia amable y en unos ojos llenos de ternura.
Que ante el agotamiento físico y mental, después de horas
infinitas de trabajo. Ellos todavía resisten como lo que en realidad son,
Superhéroes.
Que cuando la enfermedad se mastica en el aire. Ellos la
encaran y embisten a pecho descubierto, incluso a costa de sus propias vidas.
Que cuando uno de ellos aparece. Sientes como se descarga
esa mochila de dolor y enfermedad tan pesada.
¿Que tienen estas personas? Que son tan sensibles, y a la
vez tan firmes como para manejar algo tan delicado como un recién nacido y al
minuto siguiente, bregar contra el más despiadado de los cánceres.
Es AMOR. Estas personas están hechas de amor. Amor por la
vida. Y esto les convierte en seres muy sensibles a lo que pasa a su alrededor.
Por eso, solo su presencia es bálsamo físico y espiritual.
Conozco personalmente a varios de ellos. Hay uno en
particular, que es el que más de cerca me toca. Lo conocí como jugador de
rugby. Más tarde, tuve el honor de ser compañero suyo. No sabía enfadarse. ¡Y
encima decía que era muy cobarde! Pero no podía dejar que sus amigos fueran
solos a la batalla. No es especialmente corpulento, pero nunca llego el último
a ninguna lid. Y cuando el caos predominaba, sabía dar soluciones y tomar
decisiones acertadas. Bueno. El día de su boda, vino a jugar la primera parte
de un partido. Quizás esta decisión tuvo mucho de arriesgado…
Tomo la decisión de estudiar tan ardua carrera siendo todo
un señor hecho y derecho. Pero era cuestión de tiempo. Cuando te ve, te besa y
te abraza. Y en ese abrazo, lo notas, notas esa buena energía, y ese buen rollo
que transmite con su sonrisa.
Son días difíciles. No solo por la gravedad del asunto, si
no por la carga tan terrible de trabajo. Y repito, tanto física como mental.
Pero estoy seguro de que no os cambiaríais por ninguno de nosotros. Y se, que
esto solo puede terminar de una forma: con la VICTORIA. Muchos caerán. Incluso
alguno de vosotros ha caído ya. Todos pasaremos por vuestras manos. Que nos
ayudaron a nacer y nos ayudaran a morir.
Esta carta es un Gracias.
Gracias a los que por vocación elegís esta dura, tierna,
terrible, sensible y abnegada profesión. Sabiendo, que lo que os vais a
encontrar, siempre será peor que lo que habéis imaginado. Pero también,
ayudando a coger su primer aliento a un recién nacido, enseñando a dar el pecho
a una madre primeriza o simplemente acariciándome la cabeza mientras me
despertaba de una anestesia.
Gracias Ángel Ortega, gracias Maria Romero, gracias enfermeras, siempre gracias enfermeros.
Buena caza
Ares.