El Consejo de Gobierno de la Comunidad de Madrid ha acordado este miércoles declarar cuatro nuevos Bienes de Interés Cultural (BIC). Se trata del Santuario de Nuestra Señora de Valverde, en el distrito madrileño de Fuencarral, y las iglesias de la Asunción de Nuestra Señora, de Pezuela de las Torres y Robledo de Chavela, dentro de la categoría de monumentos. También recibe este reconocimiento como BIC la pintura Vista de Madrid con el Palacio Real y el Patio de Armas en construcción, atribuida a Antonio Joli.
El Santuario de Nuestra Señora de Valverde consta como lugar de devoción desde el siglo XVI, momento a partir del cual tanto la dinastía de los Austrias -el monarca Felipe II sería su primer patrono-, como los primeros Borbones dieron culto a la Virgen y ofrecieron su apoyo económico. Fue escenario de acontecimientos históricos en los siglos XIX y XX.
En la actualidad, conserva una parte importante de la edificación original del siglo XVIII que constituye un hito representativo del barroco madrileño. El Santuario mantiene su tradición como lugar de peregrinaje en el camino natural del histórico recorrido de Madrid a Colmenar Viejo. El conjunto de iglesia, convento, palacio, capilla, portada, y restos arqueológicos aporta un valioso testimonio sobre un pasado religioso, histórico, cultural y artístico cuyos orígenes se remontan al siglo XIV.
La iglesia parroquial de la Asunción de Nuestra Señora, de Pezuela de las Torres, constituye un notable ejemplo de arquitectura mudéjar, donde se funden las influencias de los focos mudéjares toledano y castellano, con la aplicación de algunos elementos puramente románicos. Forma parte de un grupo de construcciones con importantes restos mudéjares que se conservan en la Comunidad de Madrid, concretamente en el área de la tierra de Alcalá, comotestimonio de una etapa histórica en la que se llevó a cabo la repoblación de la zona.
Destaca la estructura de tres naves, poco frecuente en el ámbito de influencia toledano y el carácter excepcional del exterior de la cabecera, en la que se abren tres vanos de tipología y ornamentación románicas. Cuenta, asimismo, con una galería porticada situada en la fachada sur, típica de las iglesias del ámbito de influencia alcalaíno, formada por columnas con capiteles renacentistas característicos del primer tercio del siglo XVI.
Arquitectura tardogótica en Robledo de Chavela
En el caso de la iglesia de mismo nombre, Asunción de Nuestra Señora, de Robledo de Chavela, responde al modelo de la arquitectura tardogótica castellana, especialmente relacionada con los talleres abulenses. Exteriormente destaca por el empleo de la piedra de granito y su carácter monumental, de gran masa y sobrio, al que se une el aspecto de fortaleza que presenta su cabecera reforzada por contrafuertes rematados con garitones.
En su interior sobresale la concepción espacial de unidad y amplitud a la que contribuye el sistema de cubiertas con bóvedas estrelladas, todas del mismo diseño, que cubren la gran nave de más de catorce metros de anchura; y la decoración con pintura mural que cubre las bóvedas de la cabecera. En los plementos se reproducen sillares fingidos y los nervios se ornamentan con una serie de casi ochenta cabezas de dragón que podrían fecharse hacia 1500.
En la Comunidad de Madrid, hasta el momento, se han localizado este tipo de representaciones en las bóvedas de las iglesias parroquiales de Villalbilla y Villa del Prado, estas últimas coetáneas y estilísticamente similares a las de Robledo.
En la cabecera de la iglesia destaca, tanto por su notable calidad como por el escaso número de ejemplos existentes en la región madrileña, un retablo hispanoflamenco de influencia toledana dedicado a la Asunción de la Virgen. Se compone de treinta y dos tablas al óleo que pueden fecharse hacia finales del siglo XV o principios del XVI, atribuidas a Antonio o Fernando del Rincón, pintores al servicio de los Reyes Católicos y del cardenal Cisneros.
Vista urbana desde el Manzanares
La pintura Vista de Madrid con el Palacio Real y el Patio de Armas en construcción, también declarada Bien de Interés Cultural, se atribuye a Antonio Joli y es muy representativa de su calidad técnica y artística. Se trata de una vista urbana ejecutada por uno de los mejores pintores de vistas, género pictórico que, en España, contrariamente a Italia, tuvo muy escasa difusión. Esta pintura es una de las mejores versiones de retratos del Madrid de la época, una imagen irrepetible del Madrid barroco del siglo XVIII.
Antonio Joli proyecta, desde el Manzanares, la nueva imagen monumental que la dinastía borbónica quiso dar a Madrid en todas sus manifestaciones artísticas. Es la memoria de un espacio histórico, social y religioso de este periodo.
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