El Cardenal Cisneros fue el fundador de la Universidad de Alcalá, la tercera más antigua de España y una de las más importantes de su época, dato que si eres lector de Dream Alcalá, seguro que hace tiempo que conocías.
Pero su trabajo fue mucho más amplio que el de concebir una universidad, puesto que Cisneros decidió construir en Alcalá una auténtica ciudad universitaria, la que de hecho fue la primera ciudad universitaria planificada del mundo, llamada praeclarissima Complutensis Universitas, y que a la postre terminó regalando a la cuidad de Alcalá el título de Ciudad Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, en 1998.
En esta ciudad universitaria, auténtica ciudad de las artes y las letras, se gestaron proyectos tan importantes y universales como la Biblia Políglota Complutense, un colosal trabajo de traducción e impresión para el que hizo falta crear todo un tejido empresarial en las calles aledañas a la plaza de San Diego y que formaban parte de la ampliación en la que se asentaba su Universidad. Y una de las más importantes era la calle Libreros de Alcalá de Henares, la columna vertebral de la industria editorial de la ciudad.
Para imprimir la gran obra editorial del momento, el Cardenal Cisneros hizo venir al impresor francés afincado en España, Arnaldo Guillén de Brocar. Por consejo de Antonio de Nebrija, el Cardenal le asignó la tarea de imprimir Biblia Políglota Complutense o Biblia Sacra Polyglota, nunc primum impressa.
Este impresor galo fue capaz, entre 1514 y 1517, de grabar y fundir expresamente nuevos caracteres latinos, griegos, caldeos y hebreos para poder confeccionar la nueva biblia. Además, las viñetas y las orlas también se realizaron con gran habilidad y perfección. La obra la continuó su hijo Juan Guillén de Brocar ayudado por su cuñado Miguel de Eguía, quien después sería el traductor de las obras de Erasmo de Rotterdam para la Corona Real.
En la calle Libreros de Alcalá de Henares vio la luz la primera obra de Cervantes, La Galatea. El texto se editó en 1585 en la imprenta de Juan Gracián por expreso deseo del autor. Es como si Cervantes, en un homenaje a la ciudad que le vio nacer, hubiera elegido Alcalá para dar a luz su primera obra literaria.
Pero más allá de las grandes obras impresas en la calle Libreros, su condición de centro de industria editorial se fue perdiendo con los siglos. En la segunda mitad del siglo XVII comienza su decadencia que llega hasta el siglo XX. De hecho no se conserva ningún edificio que haya sido taller tipográfico, aunque una placa nos recuerda que allí se publicó La Galatea.
Tal fue la decadencia de la calle que en 1911, el entonces abogado del estado y posterior presidente de la República Española, el también alcalaíno Don Manuel Azaña, llegó a afirmar que «dada la situación del arte de Gutenberg en nuestra ciudad, es completamente imposible que en dos o tres días compongan, corrijan y tiren más de sesenta cuartillas».
Uno de los edificios que sí se conservan desde el siglo de Oro en la calle libreros es el conocido como Colegio del Rey. Se trata del Colegio de San Felipe y Santiago al que acudían los hijos de los empleados de la Casa Real, construido bajo el reinado de Felipe II e inaugurado en 1551. Allí estudió Francisco de Quevedo y Villegas por ser hijo de la asistenta de la Infanta Isabel Clara Eugenia. Quevedo estudió bachiller y se licenció en Artes en la calle Libreros de Alcalá de Henares. Hoy, el Colegio del Rey es la sede del Instituto Cervantes.
Otro colegio de gran importancia situado en esta calle es el Colegio Máximo de la Compañía de Jesús.
Los jesuitas, omnipresentes desde su fundación en la enseñanza y otros ámbitos de la cultura española, no podían faltar de la Universidad, máxime siendo Alcalá el germen de la orden religiosa (para saber más lee nuestro reportaje sobre la Ermita del Cristo de los Doctrinos). Desde que comienza a funcionar en el siglo XVII, se convierte en un competidor de la Universidad y lucha por obtener el privilegio de conceder grados.
En la actualudad, el Colegio Máximo de la Compañía de Jesús alberga la facultad de Derecho.
Antes que el Colegio Máximo, se levantó la impresionante fachada de la Iglesia de Santa María la Mayor la más monumental de Alcalá tras la Magistral, que sigue el modelo del Gesú de Roma, como la mayor parte de los templos jesuíticos. Al final de la calle, frente al Colegio Máximo se sitúa el Colegio de Santa Catalina mártir o de los Verdes.
Pero tan solo el recuerdo del lugar de la impresión ha llegado a nuestros días. Tipógrafos, cajistas y libreros dejaron la ciudad tras el cierre de la academia complutense en el siglo XIX. En la actualidad, una sucursal bancaria afirma ostentar el honor de estar ubicada en el solar donde se asentaba el negocio de Juan Gracián, impresor de La Galatea.
La calle Libreros, hoy
Tan solo el recuerdo del lugar de la impresión ha llegado a nuestros días. Tipógrafos, cajistas y libreros dejaron la ciudad tras el cierre de la universidad complutense en el siglo XIX. En la actualidad, una sucursal bancaria afirma ostentar el honor de estar ubicada en el solar donde se asentaba el negocio de Juan Gracián, impresor de La Galatea.
Tras tener un glorioso pasado, la calle Libreros de Alcalá de Henares tuvo que atravesar un largo periodo de decadencia al igual que el resto de la ciudad, hasta que poco a poco la urbe pudo ir sanando las heridas de la desamortización de Mendizábal, en el siglo XIX, por el que la universidad fue trasladada a Madrid con todos sus efectivos y patrimonio en 1836, pasándose a llamar Universidad Central, durante casi cien años, y a partir de 1970, Universidad Complutense de Madrid.
En esa misma época desaparecieron mucho edificios de la ciudad, y la pobreza que se apoderó de Alcalá hizo estragos en muchos otros rincones en los que aún hoy se pueden contemplar sus cicatrices.
Pero nada es eterno, sobre todo cuando hablamos de historia, y desde la segunda mitad del siglo XX hasta nuestros días la calle Libreros ha ido recuperando su importancia y mejor aspecto. Hoy en día es una de la calles más importantes del centro histórico de la ciudad y una de las más comerciales junto a la propia calle Mayor, de la que es continuación natural al llegar esta a la plaza de Cervantes. También es una de las primeras calles del centro que verás si vienes a visitar Alcalá de henares en tren.
De hecho, en 2019 la Calle Libreros sufrió un cambio drástico, cambiando de una calle en la que podían circular coches a una calle completamente peatonal y con un diseño diferente al que previamente tenía.
Un paseo relajado por la calle peatonal te hará sentir no solo el comercio de la zona, sino también una parte importante de nuestra historia y nuestro pasado. Comienzo de la calle Libreros de Alcalá de Henares desde la conocida plaza de los Cuatro Caños.
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