Dream AlcaláHistoria de Alcalá de HenaresCelebración del III Centenario de la muerte de Cervantes en 1916

Celebración del III Centenario de la muerte de Cervantes en 1916


En la Biblioteca Nacional hemos encontrado una antigua edición de la revista gráfica de información general La Esfera. Sin duda esta publicación fue la mejor de su tiempo y significó un paradigma del periodismo gráfico de actualidad y a la vez literario.

Muchos han sido los medios regionales, nacionales e internacionales que en 2016  dedicaron espacio a la Alcalá de Cervantes en el IV Centenario de la muerte del Príncipe de Los Ingenios. Pero 100 años antes, la revista La Esfera mandó a un reportero hasta Alcalá para informar sobre los fastos del III Centenario de la muerte de Cervantes.

Mal empezaba su crónica el periodista Manuel Soriano pues decía que “nuestra visita a la ciudad complutense nos ha proporcionado una triste sorpresa y ha dejado en nuestro ánimo una amarga impresión”.

El reportero esperaba encontrar una ciudad llena de gente celebrando, la semana anterior al 23 de abril, el III Centenario de la muerte de su vecino más ilustre junto a un buen número de turistas. Pero tras visitar los “Casinos, los más importantes comercios y todo cuanto pueda satisfacer la curiosidad del repórter”, Soriano se encontró “¡Algo parecido al silencio de la muerte!”.

Después de su primer vistazo se entrevistó con D. Felipe Mota Gámez, autoridad municipal de la época que le despertó del sueño de encontrarse con una gran ciudad de 15.000 habitantes como emporio de riqueza y una fuerte guarnición. “La guarnición ha sufrido una disminución de un cincuenta por ciento, desde que comenzó nuestra acción en Marruecos: la industria es escasa, casi nula; el comercio languidece de un modo alarmante, y en cuanto al turismo, al que usted concede importancia capital, da poco de sí”, les aseguró el alcalde.

Los rincones más cervantinos de la Alcalá de 1916

Por muy triste que estuviera la ciudad, el periodista preguntó al alcalde por todo lo que en Alcalá hubiera relacionado con Cervantes como, por ejemplo, el Museo y la Biblioteca Cervantina. “Aquí no hay tal Museo ni tampoco biblioteca -le espetó el regidor-. Todo lo poco que hay, está en la iglesia de Santa María la Mayor”.

Allí se dirigió el reportero para encontrarse con el entonces Rector de la iglesia de Santa María la Mayor, el Licenciado D. Prudencio Jimenez Sarvi quien le mostró el libro primero del despacho parroquial, “cuyo primer documento inscrito en él, lleva la Fecha del año mil quinientos treinta y siete. En la página ciento noventa y dos de dicho libro, se encuentra la partida de bautismo de Cervantes” como contaba Soriano en La Esfera.

En Santa María la Mayor -que como se aprecia en la imagen inferior hace 100 años se hallaba en la Plaza de Cervantes, hasta que después tomara ese nombre la iglesia del Colegio Máximo de los Jesuitas de la calle Libreros– se encontraba la capilla llamada del Oidor en la que el gran Cervantes recibió el Sacramento del bautismo. Una pila bautismal que había sido trasladada solo 11 años antes, en 1905, a este lugar que se hallaba en estado ruinoso, “hasta tal extremo, que en cuanto caen cuatro golas de agua, se inunda totalmente”, aseguraba la crónica.

La Casa Natal de Cervantes, que hace 100 años se pensaba que estaba en el lugar que ocupa el Teatro Salón Cervantes y que hoy es el museo más importante de titularidad pública regional de la Comunidad de Madrid, no se salvaba tampoco de la crítica y es que simplemente “ha desaparecido. En su lugar se alza el teatro que lleva su nombre (hace un siglo se pensaba que la Casa de Cervantes), y en uno de los muros, en el que corresponde a la calle de Cervantes, se ha colocado una vulgar inscripción que recuerda el sitio en que estuvo emplazado aquel histórico edificio, y nada más”.

A la derecha de la imagen, el Teatro Salón Cervantes ocupa el espacio donde se creía hace 100 años que estuvo al casa de Cervantes.

La crítica más dura sobre la Alcalá de Cervantes

El periodismo de hace 100 era muy diferente del actual. No se solapaba a intereses comerciales o políticos y los profesionales de la información, que comían una vez al día porque para cenar tenían que dedicarse a un segundo empleo, no se andaban con medias tintas en sus escritos.

Así que antes de terminar su crónica, Manuel Soriano dejó muy a las claras lo vivido en Alcalá de Henares afirmando que “a todo esto se reduce lo que el curioso repórter vio en Alcalá que recuerde a Cervantes, y por cierto que nos ha parecido bien poco”.

Por si precisamente su crítica sabía a poco incluyó un último párrafo en su información que, de escribirlo hoy en día, acabaría con el más insigne de los alcaldes complutenses. “Terminada nuestra visita, tornamos á Madrid tristes y acongojados, pensando en que no vale la pena de haber nacido tan grande hombre para que la posteridad apenas conserve sus gloriosas reliquias.”

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