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Uno de los edificios más destacables de la plaza de Cervantes, el Colegio de Málaga data del siglo XVII y es actualmente la facultad de Filosofía y Letras.
El colegio de Málaga, o Colegio Menor de San Ciriaco y Santa Paula, que es su nombre oficial, es un edificio que llena el fondo de la plaza de Cervantes, visto desde la calle Mayor, con su típica estampa alcalaína de las torres que elegantemente coronan sus esquinas. Hoy es la sede de la facultad de Filosofía y Letras, y esconde alguna que otra leyenda llena de sabor y tradición.
Los malagueños
El colegio de Málaga debe su nombre popular a que los primeros estudiantes que lo ocuparon, una docena de Teología y cuatro de Cánones o Derecho Canónico -el interno de la iglesia católica- eran precisamente de la ciudad andaluza de Málaga.
Además, su fundador, el obispo Juan Alonso de Moscoso era obispo de Málaga -tal como dice la inscripción latina que puedes ver en la fachada, entre la planta baja y la primera- después de haber sido estudiante y catedrático de la universidad alcalaína. Además, su sobrino, Don Juan Arias de Moscoso, era deán de Málaga también, y se le puede considerar cofundador pues entregó una importante cantidad de ducados -la moneda de entonces- para que estudiaran más estudiantes de Málaga.
De todas maneras, el nombre oficial lo dedicó el obispo Moscoso a los santos Ciríaco y Paula, martirizados por el emperador romano Diocleciano en el año 303 en Málaga, de la que son los patronos católicos.
Sin embargo, el colegio de Málaga también es conocido por otro nombre, que no tiene nada que ver con Málaga, pero sí con Madrid, el de colegio de la Paloma, al ser la Virgen de la Paloma la patrona religiosa de Madrid y porque el colegio dependió durante un tiempo del ayuntamiento madrileño.
El Colegio de la madrileña Paloma
El colegio fue fundado en 1610, pero su construcción, que no comenzó hasta 1623, pasó por numerosas vicisitudes, desde la falta de dinero a las fricciones con otros colegios universitarios cercanos, lo que provocó que las obras avanzasen, se parasen, siguiesen, y así, los estudiantes incluso ocuparon el edificio antes de que estuviese completamente terminado en 1684.
Se atribuye el diseño del edificio al famoso arquitecto real Juan Gómez de Mora y la construcción al maestro de obras alcalaíno Sebastián de la Plaza. En él estudiaron numerosos obispos y arzobispos, doctores y canónigos e incluso un virrey, el de Nueva España, actual México, don Juan Ortega y Montañés.
Como ha sido habitual en la historia de la universidad alcalaína, el colegio sufrió diversos vaivenes a lo largo de su existencia, y por ejemplo, al final del siglo XVIII en él se refundieron los colegios de León, Lugo y Aragón.
Cuando se produjo la invasión napoleónica sufrió grandes daños y un incendio en 1809, lo que propició los saqueos y en consecuencia más expolios. En 1836, con la desamortización de los bienes religiosos cesó como colegio universitario, usándose hasta 1843 como escuela cuartel y academia de artilleros y herradores del ejército, para ser restaurado y reconvertido en archivo cuatro años más tarde.
En 1858 el gobernador civil de Madrid decidió ubicar en el edificio un asilo para ancianas y niñas sin recursos, el de San Bernardino, para lo que se realizaron nuevas obras en el interior. El asilo dependía del Ayuntamiento de Madrid, que posteriormente lo dedicó a acoger sólo niñas, bajo el nombre de la patrona madrileña, Nuestra Señora de la Paloma.
Después, tras estar cerrado en varias ocasiones, ser ocupado de nuevo por tropas en la guerra civil, en los años cincuenta del siglo pasado el Ayuntamiento madrileño lo volvió a dedicar a internado, hasta que en 1985 fue adquirido por la Universidad de Alcalá, que lo destinó a facultad de Geografía e Historia, volviendo al uso docente para el que fue levantado por sus fundadores, los Moscoso.
La fuente de la fidelidad
Cuando observas la fachada del edificio, destacan sobre todo los dos magníficos y esbeltos torreones, con su chapitel de pizarra, su aguja e incluso su veleta. También destacan las dos grandes puertas, con sus arcos de medio punto, tanto la principal, que lo sigue siendo, y la de la izquierda o del este, que antiguamente era la entrada de carros.
El colegio de Málaga, que ha servido de modelo para la arquitectura barroca madrileña, cuenta con dos grandes patios llenos de arcos unidos por medio de una gran escalinata de estilo imperio -de la época napoleónica-.
En uno de ellos se encuentra la famosa fuente barroca de la Boca de León, diseñada por Miguel de Arteaga en1765, una fuente con una cabeza de león esculpida con la boca abierta. Esta fuente protagoniza una vieja leyenda, que decía que si un hombre juraba fidelidad a su amada y luego le era infiel, si metía su mano en la boca del león, este se la devoraría, lo que servía para que probar la fidelidad de los novios, maridos y amantes.
Más información:
Información de interés:
- Dirección: Calle Colegios, 2
- Teléfono: +34 91 885 44 32
Accesos desde Madrid
- Renfe Cercanías C-1, C-2 y C7A.
- Bus nº 223 (salidas desde el Intercambiador de Avenida de América).
Galería de imágenes:
En vídeo:
Dónde está
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