El programa de aprendizaje-servicio, desarrollado en la Universidad de Alcalá para concienciar a la comunidad universitaria y a la sociedad en general sobre los abusos sexuales que se cometen por sumisión química, pone punto y seguido con un balance muy positivo, que se expone en unas jornadas convocadas en la facultad de Farmacia hasta el día 1 de marzo.
En estas jornadas los participantes tendrán la oportunidad de conocer más en profundidad los aspectos legales y toxicológicos relacionados con esta problemática social de la mano de dos expertas: Carmen Figueroa, profesora del departamento de Ciencias Jurídicas, y Begoña Bravo, jefa del Servicio de Química del Departamento de Madrid del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses y profesora asociada del grado de Criminalística: Ciencias y Tecnologías Forenses de la UAH, que nos ofrecen estas recomendaciones y aclaraciones.
La sumisión química puede ser fruto de una acción de un tercero
Este individuo utiliza determinadas sustancias químicas (medicamentos, drogas) para anular la voluntad de la víctima, sin que ésta sea consciente de ello; o fruto de la vulnerabilidad de las propias víctimas.
En este caso, se aprovechan de que la víctima ha ingerido alcohol o drogas para cometer agresiones sexuales u otro tipo de delitos, como el robo. Por tanto, se trata de concienciar sobre un doble aspecto: el consumo abusivo de drogas puede provocar situaciones que desemboquen en este tipo de delitos y, por tanto, es importante controlar el nivel de consumo.
Y el segundo aspecto: aunque no se produzca consumo de drogas, hay que estar alerta y tener constantemente controladas las bebidas para que nadie pueda depositar en ellas ningún tipo de drogas.
Sustancias que pueden generar sumisión química
Son variadas y pueden ir desde el alcohol hasta drogas o fármacos como analgésicos, benzodiacepinas o hipnóticos. ‘Cualquier sustancia que afecte al sistema nervioso central, tanto si son depresoras y nos provocan sueño, como si son estimulantes o alucinógenas, pueden ser empleadas en sumisión química para hacernos vulnerables.
Esa es la frontera: la vulnerabilidad de una persona que, ya sea de forma voluntaria o involuntaria, haya consumido alcohol, drogas o medicamentos a un nivel que la conviertan en alguien sin voluntad y, desde luego, al arbitrio de otras personas que quieran hacerles daño’, explica Begoña Bravo.
¿Cómo sé que he sido víctima de un abuso sexual por sumisión química?
Lo cierto es que muchas veces una persona se despierta y no recuerda absolutamente nada de lo que ha podido ocurrir. Está en un lugar que no conoce y al que no sabe cómo ha llegado, está desnuda o no tiene ropa interior o la tiene puesta del revés…
No se recuerda ni siquiera el dolor que le puedan haber infringido, porque el estado que genera esta sumisión química podría ser asemejable a un estado de coma. Pero son precisamente esos indicios los que nos pueden hacer dudar y acudir de inmediato a un centro sanitario para proceder a una revisión y a la realización de análisis.
Primero, al centro de salud
Hay que acudir de inmediato al centro hospitalario para realizar pruebas que después servirán como pruebas periciales (analíticas, exploración corporal para localizar restos biológicos..). Y hay que denunciar también cuanto antes, para obtener pruebas periciales (cámaras de locales, por ejemplo) y testificales.
Siempre es posible encontrar huellas
Hay sustancias que permanecen más tiempo que otras en el organismo, pero siempre es posible encontrarlas, bien en la sangre o en la orina –y eso ayuda a conectarlo directamente con el momento de los hechos- o en otro tipo de muestras, como la de cabello, que puede tomarse a partir de la 4ª-5ª semana de los hechos y ayudan a hacer un análisis retrospectivo.
Los agresores cercanos
Normalmente, pueden ser personas del entorno de las víctimas
Las víctimas más comunes
La franja de edad es muy amplia y va desde los 12 años hasta la madurez, pero es más intensa en mujeres jóvenes entre 20 y 30 años.
Abusos que serán violaciones
Los abusos sexuales mediante sumisión química están tipificados en el Código Penal desde el año 2010. Tras el caso de ‘la manada’ se ha propuesto una reforma del Código Penal para que desaparezca la distinción entre violación y abusos sexuales, recogiendo el sentir de la sociedad.
No obstante, y hasta que esa reforma sea aprobada, ‘debemos advertir que las víctimas de abusos sexuales no están desamparadas, ya que la pena de prisión para el autor de dicho delito puede llegar a los 10 años, si concurren algunas agravantes, tales como la especial vulnerabilidad de la víctima (se encontraba muy bebida) o cuando en el delito se comete por dos o más personas’, señala Carmen Figueroa.
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