El ser humano envejece con el paso de los años, sin embargo, el envejecimiento es una consecuencia de un fenómeno conocido como oxidación.
La oxidación es una reacción química que se produce a cada instante en nuestro día a día en actividades como caminar o respirar, en definitiva, cualquier actividad que desarrollemos que queme energía, en decir, en vivir.
Vivimos y nos oxidamos
La oxidación acelera el proceso de envejecimiento, y por ello surgen las arrugas, se eliminan los lípidos de la piel dando lugar a una piel acartonada, el rostro pierde los contornos y surge la temida flacidez, así como las manchas.
El envejecimiento es una consecuencia de ese fenómeno que se produce de forma lenta y gradual, sin embargo, existen algunos factores que aceleran ese proceso e incluso se ve en personas que son jóvenes y presentan un rostro con envejecimiento prematuro.
La oxidación acelerada crea los llamados “radicales libres” que son células incompletas, que se han soltado de la cadena y dañan células sanas vecinas, lo que da lugar a ese envejecimiento.
Ese proceso de oxidación y de la presencia de radicales libres se puede ralentizar con los antioxidantes.
El organismo se defiende de la oxidación a través de la producción de enzimas antioxidantes que obtenemos con la dieta, con los alimentos adecuados.
Sin embargo, algunos hábitos tóxicos producen el estrés oxidativo y eso hace que el organismo se fatigue y no pueda combatir con sus herramientas ese fenómeno de oxidación.
¿Cuáles son los hábitos tóxicos y qué debemos evitar?
- Fumar
- Exposiciones al sol
- Exposiciones a las lámparas de rayos Uva
- Estrés
- Dietas desequilibradas
¿Qué podemos hacer?
Numerosos estudios avalan la teoría de que nosotros podemos ayudar al organismo a contrarrestar ese proceso de oxidación e incluso se ha demostrado que algunos productos por vía tópica pueden incluso eliminar los radicales libres, dejando solo las células sanas.
Por ello recomiendo:
- Combatir el estrés, vivir con calma, respirar ante las dificultades y actuar con serenidad
- Dormir 8 horas y levantarse sin prisas
- Aumentar el consumo de frutas y verduras como zanahorias, calabaza, espinacas
- Beber té verde o blanco
- Limpiarse el rostro, cuello y escote diariamente con productos adecuados
- Tomar vitamina C diariamente
- Dejar de fumar
- Usar Sérum de Vitamina C tanto de día como de noche.
De día para que nos proteja del sol y de noche para estimular la formación de colágeno y elastina. No todos los productos de vitamina C son iguales, debes preguntar en tu centro de belleza cuál es el más adecuado y solo usar aquellos que garanticen la pureza del producto y su no oxidación, debe tener un Ph inferior a 3,5.
Ante la oxidación no te rindas, toma medidas.
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