Imágenes: José Luis Corredera
Cervantes fue capturado en Argel y su libertador fue Fray Juan Gil, nacido en el municipio de Arévalo. Con motivo del IV centenario de la muerte del escritor, el municipio cuna del fraile ha llegado a un acuerdo con Alcalá de Henares para celebrar actos en su memoria durante 2016.
Este acuerdo entre ambas ciudades ha rescatado una de las grandes historias de la historia, la liberación de Cervantes de su cautiverio de las cárceles del Islam en 1580. Un hecho sin el cual la obra cumbre de la literatura universal, Don Quijote de la Mancha, cuya primera parte se publicó en 1605, no hubiera visto la luz. Los hermanos trinitarios, Orden de Fray Juan Gil, lo tienen grabado a fuego en su historia.
Cautiverio en Argel
Miguel de Cervantes conoció de primera mano lo que eran las cárceles del Islam. Junto a su hermano Rodrigo, formaba parte del ejército español de Nápoles. En 1575, al regresar de la famosa batalla de Lepanto, con una mano herida, hasta su patria, fue apresado por un barco de corsarios muy cerca ya de la costa catalana.
Los hermanos Cervantes fueron vendidos al gobernador de Argel y las cartas de recomendación que llevaba Miguel -firmadas por Don juan de Austria, capitán general de los ejércitos cristianos y el Duque de Sessa, descendiente de Gonzalo Fernández de Córdoba ‘El Gran Capitán’- hicieron pensar a sus captores que se trataba del hijo de un gran señor y por tanto pagarían un buen rescate por él.
En el mismo tiempo que Cervantes fue capturado la fortuna quiso que Fray Juan Gil fuera nombrado redentor de los Trinitarios, orden cristiana que se encargaba de liberar cautivos pagando sus rescates o incluso cambiándose por ellos.
Tres años más tarde Fray Juan Gil liberó a 240 presos de Argel con 20.000 ducados que recaudó por toda Europa y América. Pero no era el momento de Miguel de Cervantes.
Intentos de fuga de Cervantes
El alcalaíno más universal, mientras tanto, protagonizó cuatro intentos de fuga tanto para él como para sus compañeros incluido su hermano, cuyo libertad se produjo precisamente en 1577 por ser cuantiosamente más barata. Miguel era tozudo y siempre se echó las culpas de los planes e intentos de fugas por lo que sufrió intensas torturas como pasar cinco meses encadenado en un cuarto del gobernador de Argel.
Finalmente, entre el dinero de la familia de Miguel y lo que pudo aportar la Orden de la Santísima Trinidad llegó el último intento de liberación. La cantidad no llegaba a los 500 escudos que pedían por su libertad. Pero cuenta la historia que la capacidad negociadora de Fray Juan Gil obró el milagro para que, el 19 de septiembre de 1580, nuestro alcalaíno más ilustre fuese liberado y llegase ya en octubre a las costas españolas de Denia.
El libro de Redenciones de la Orden de la Santísima Trinidad reza:
“En la ciudad de Argel a diez y nueve del mes de septiembre, 1580, en presencia de mí, el dicho notario M.R.P., Fray Juan Gil, Redentor susodicho, rescató a Miguel de Cervantes, natural de Alcalá de Henares, de edad 31 años, hijo de Rodrigo de Cervantes y de Dña. Leonor de cortinas, vecinos de la illa de Madrid, mediano de cuerpo, bien barbado, estropeado el brazo y la mano izquierda, cautivo en la Galera del Sol, yendo de Nápoles a España, donde estuvo mucho tiempo en servicio de S.M. perdióse a 26 de septiembre el año 1575; estaba en poder de Azán Bajá Rey, y costó su rescate 500 escudos de oro en oro”.
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