La Capilla de las Santas Formas protagoniza una de las historias más arraigadas y sorprendentes de Alcalá de Henares. Una tradición que aún hoy se mantiene viva a pesar de la pérdida, durante la Guerra Civil, de las Formas Incorruptas y que se siguen venerando en esta joya del barroco que se sitúa anexa a la Iglesia de Santa María la Mayor de la calle Libreros.
En el siglo XVI, cuando toda España se encontraba metida de lleno en su Siglo de Oro y reinaba Felipe II, se produjo en Alcalá de Henares un hecho milagroso que dejó perplejos a los alcalaínos y que produjo un gran devoción durante mucho tiempo en la ciudad.
El primero de mayo de 1597, el padre Juárez, dio confesión a un morisco (de familia convertida a la fuerza al cristianismo en 1502) en la iglesia del colegio de los jesuitas, nombre que en aquel entonces recibía la parroquia de Santa María la Mayor.
El arrepentido se confesó coautor del robo en tres iglesias de 26 formas eucarísticas (obleas para consagrar) que según sus palabras estaban consagradas, y que entregó a Juárez envueltas en papel.
El jesuita determinó que era peligroso consumirlas pues en aquella época resultaron envenenados de esa forma varios sacerdotes en Murcia y Segovia. Tampoco podía destruirlas, por si era cierto que estaban consagradas, así que las guardó en una caja de plata hasta que se corrompieran, momento en el que ya podrían ser destruidas según la costumbre de la época.
Hecho milagroso
Pasados los años las formas eucarísticas no se descomponían. En 1615, los jesuitas, para evitar acusaciones de otras órdenes religiosas, encomendaron a los científicos de la época el estudio de las Formas.
Un catedrático de la Universidad de Alcalá, don Pedro García Carrero, llegó a la conclusión de que no existía ninguna razón científica que justificara su incorrupción, por lo que apoyaba el carácter milagroso del acontecimiento.
En 1619 fue proclamado públicamente el hecho milagroso por parte del vicario general de Alcalá, don Cristobal Cámara y Murga. Las Santas Formas se colocaron en una Custodia de plata y nácar y se llevaron a una recién inaugurada Capilla de los Jesuitas en 1687. En el año 1777 fueron trasladadas al altar Mayor de la Magistral.
Desde entonces la ciudad de Alcalá las veneró y conservó en una hermosa custodia y en esta capilla hasta que en 1936 desaparecieron trágicamente durante la Guerra Civil.
Más información
Conoce la Capilla de las Santas Formas
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