La Iglesia católica celebra el 19 de marzo, solemnidad de San José, el Día del Seminario. Este año, con el lema ‘Levántate y ponte en camino’. Esto nos ha llevado a querer conocer el Seminario Mayor Diocesano de la Inmaculada y los Santos Justo y Pastor, un auténtico tesoro con el que cuenta Alcalá de Henares.
Con la idea de saber más sobre esta joven -pero ya histórica- institución complutense, nos acercamos a conocer el seminario y, sobre todo, cómo es la vida dentro de sus muros. Un lugar donde se forman los futuros sacerdotes y que guarda una curiosa anécdota, ya que el edificio fue anteriormente la casa del cónsul de Filipinas en Alcalá de Henares.
La diócesis de Alcalá, entonces gobernada por el obsipo don Manuel Ureña Pastor, adquirió la casa e hizo una gran reforma para acondicionarla como casa de formación sacerdotal. Una institución que celebró en octubre de 2022 su XXV Aniversario.
En la actualidad, cuenta con siete seminaristas que se forman para ser sacerdotes bajo la tutela del rector Reverendo Don Luis Eduardo Morona, el director espiritual reverendo don Javier Jouve Soler y sus formadores.
Precisamente, era uno de ellos quien nos abría las puertas del Seminario Diocesano de Alcalá de Henares. El reverendo don Carlos Langdon, que también ocupa el puesto de vicerrector, nos habló no solo de la historia y la actualidad de la institución, sino también cómo es el día a día en el seminario. También nos enseñó las estancias del seminario, su magnífica capilla, la biblioteca o un precioso patio en el corazón de la ciudad cervantina.
Un lugar que tiene abiertas sus puertas a quien lo quiera visitar. Solo hay que llamar al timbre, de la casa situada en la calle Santa María la Rica, para descubrir un nuevo tesoro de los muchos que guarda Alcalá de Henares.
Dream Alcalá: Carlos Langdon, formador del Seminario Diocesano de Alcalá de Henares, ¿dónde estamos y qué se hace aquí?
Carlos Langdon: El Seminario es una casa de formación de los candidatos al sacerdocio. Los que van a ser sacerdotes necesitan una preparación humana, intelectual, pastoral y espiritual necesaria para poder llevar a cabo el ministerio sacerdotal, una vez que se les imponga las manos.
DA: Además, estamos en un seminario que se puede visitar…
CL: El Seminario es una institución abierta a todo aquel que tenga interés en conocerla, pues es una casa de formación de donde salen los que son sacerdotes. Y, por supuesto, es una casa que abre sus puertas a cualquiera que quiera conocerla. En más de una ocasión, más de uno ha llamado a la puerta queriendo conocerlo y sin ningún problema, pues les hemos enseñado la capilla, que es un tesoro en nuestro seminario y, en general, todas las instancias.
DA: Una institución joven que celebró hace poco su XXV aniversario…
CL: El curso pasado, el 18 de octubre de 2022, celebramos el 25 aniversario del seminario de nuestra diócesis. Y fue en época de sede vacante, es decir, don Juan Antonio Reig Plá renunció por cuestión de edad y, en el año que estuvimos con la sede vacante, celebrábamos el 25 aniversario de nuestra diócesis. Fue un día muy festivo, con ocasión de la fiesta de San Lucas. Celebramos una eucaristía e invitamos a todo el presbiterio de la diócesis, sacerdotes, a que participaran con nosotros de la alegría.
DA: ¿Cuál es su historia? Porque realmente el mismo seminario mayor es relativamente nuevo
CL: Eso es. En el año 91, la provincia eclesiástica (lo que era la diócesis de Madrid-Alcalá) se divide en tres diócesis. La archidiócesis de Madrid, por una parte, y las diócesis sufragáneas de Alcalá y de Getafe, cada una de las cuales tiene su propio seminario.
Por tanto, el seminario se hizo al poco tiempo de la reinstauración de la diócesis. Y es curioso, porque el edificio se adquiere a partir de la venta de la que era la casa del cónsul de Filipinas. La diócesis, entonces gobernada por don Manuel Ureña Pastor, el primer obispo de nuestra diócesis, adquirió la casa e hizo una gran obra para acondicionarla, para que pudiera ser casa de formación sacerdotal.
DA: ¿Cuántos seminaristas hay en Alcalá?
CL: Actualmente hay siete seminaristas en Alcalá. Tres están en la etapa discipular, otros tres en la etapa configuradora y hay uno que está en la última etapa, ya previa a la ordenación, que es la de síntesis vocacional.
Porque la formación se divide en cuatro etapas. Tenemos la primera etapa, que es una etapa propedéutica; la segunda etapa, que es discipular; la tercera etapa configuradora y la cuarta y última etapa, la de síntesis vocacional. Previa a la ordenación diaconal y posteriormente la sacerdotal.
DA: ¿Es más difícil encontrar la vocación ahora?
CL: Evidentemente ha habido un descenso muy importante de los candidatos al sacerdocio y el número de seminaristas en España. Actualmente roza los 1.000. Antes de hablar de una crisis vocacional, hablaría de crisis previas que quizá pueden ofrecernos el contexto de por qué se da una crisis sacerdotal en el número de candidatos al sacerdocio.
Podríamos hablar, por ejemplo, de la crisis de la educación. Podríamos hablar, por ejemplo, de una crisis de oración, quizá, o de una gran secularización que ha arrasado España. Sin una vida de oración, una vida de piedad, es muy difícil llegar a conocer la llamada del Señor.
Ahora bien, todo aquel que barrunta en su interior esa posible llamada al sacerdocio tiene en el seminario su primer referente. Lo que tiene que hacer es, a través de un sacerdote diocesano, ese es el cauce habitual, presentarse en el seminario mayor, donde el equipo de formadores discierne si hay una verdadera llamada, si se reúnen las cualidades necesarias para el ministerio ordenado.
La etapa propedéutica, que es la primera etapa de la formación, tiene una duración de un año, pasado el cual el candidato iniciaría su etapa discipular, que es una etapa de mucha entidad.
Hablamos de la propedéutica, pero todas las etapas son importantes porque, a través de todas ellas, el corazón se va configurando con el corazón de Jesucristo, buen pastor. Pero si tuviéramos que señalar alguna, la etapa propedéutica, que es la inicial y la etapa de síntesis vocacional, tienen una importancia decisiva.
DA: Además de lo espiritual, ¿en qué se forma un seminarista?
CL: Hemos hablado de las cuatro etapas de la formación, propedéutica, discipular, configuradora y de síntesis vocacional, pero las cuatro etapas están atravesadas por cuatro dimensiones formativas.
Tenemos, por ejemplo, la dimensión humana y tenemos la dimensión intelectual, porque los chicos tienen estudios teológicos para amueblar bien su cabeza y su corazón y poder también ejercer ese ministerio de predicación y de enseñanza.
Tienen también una dimensión espiritual, como bien has dicho, donde van consolidando su vida de oración, su vida de piedad, y una dimensión espiritual, que es la de la fe. Y también la dimensión pastoral donde, a través de experiencias en parroquias de nuestra diócesis o en experiencias pastorales de otra índole, van conociendo las realidades diocesanas y van conformándose a ellas para poder ejercer el ministerio, adecuándolo a esa experiencia para el ministerio. Y también la dimensión pastoral a la que son enviados.
DA: ¿Cómo es la vida de un seminarista?
CL: Es una vida bastante reglada, porque no estamos para perder tiempo. Los chicos sobre todo dedican su tiempo al estudio y a la oración. Los ratos de convivencia son evidentes y son frecuentes y también ayudan mucho a ir ejercitándose en esa fraternidad a la que van a estar llamados, fraternidad sacerdotal.
Básicamente, el horario, en líneas generales, es que nos levantamos temprano para rezar Laudes a las 7:15 horas, las Laudes son la primera oración del día donde alabamos a Dios y ofrecemos el día. Luego tenemos el desayuno. Y después tenemos la oración.
Más tarde, los chicos se desplazan hasta Madrid, porque es allí donde tienen el estudio reglado donde estudian teología en la Universidad Eclesiástica San Dámaso, junto a los seminaristas de las otras dos diócesis, Madrid y Getafe, además de otros muchos religiosos y laicos que se forman teológicamente.
De vuelta de Madrid tenemos la comida y luego la tarde es de estudio, hasta las 19:45, cuando nos vemos otra vez, nos encontramos todos en la capilla y tenemos el rezo de Vísperas, que es la oración de la tarde, un rato de oración mental, de oración personal en la capilla. A continuación, lo que es el sustento de nuestra vida como cristianos, que es la Eucaristía, la Santa Misa.
Después tenemos la cena y concluimos el día con el rezo de las Completas, que es la oración en la que hacemos examen de conciencia, repasamos nuestro día, cómo ha sido de cara a Dios y ya nos vamos recogiendo para descansar.
No estamos para perder el tiempo y eso es lo que queremos también inculcar a los chicos. El tiempo es un don que Dios nos da, es un talento que Dios nos ha regalado, y que hay que hacer fructificar.
DA: ¿Cuánto tarda un seminarista hasta que es ordenado sacerdote?
CL: El plan de formación sacerdotal para España establece un período mínimo de seis años. Tendríamos un primer año propedéutico, luego tres años de la etapa discipular y otros dos años de la etapa configuradora.
Y la última etapa, que es de mínimo un año, la etapa de síntesis vocacional, es una etapa en la que ya hay una inmersión en una realidad pastoral, en una parroquia, para ir adquiriendo también las herramientas y los recursos necesarios para poder, una vez ordenado, seguir ejerciendo ese ministerio al que han sido llamados.
DA: ¿Qué le diría el formador de este Seminario Mayor a un joven que se cuestiona entrar por esa puerta y, a lo mejor, encontrar un futuro como sacerdote?
CL: Lo primero sería saber si él siente en su interior esa llamada de Dios a vivir esta consagración, que es una consagración para una misión, que es la evangelización. En el fondo, la Iglesia destina todos sus recursos materiales y humanos a la evangelización del mundo.
El sacerdocio es un camino y, por supuesto, es una vocación. Nadie tiene derecho a la ordenación. La Iglesia tiene también que hacer su labor de verificar si en el candidato se reúnen las condiciones necesarias para la vida sacerdotal.
A este chico le diría que, de la mano de algún sacerdote, que suele ser el camino habitual, el camino regular, se acerque al seminario y, con naturalidad, se entreviste con nosotros e inicie un camino de discernimiento en el que el candidato también se pone en manos de la Iglesia, y para que ella discierna si verdaderamente hay una llamada del Señor.
DA: Carlos, muchísimas gracias por descubrirnos y contarnos cómo se vive este tesoro de Alcalá de Henares
CL: Gracias a vosotros, gracias a Dream Alcalá por esta entrevista. Y siento lo que se haya podido quedar en el tintero, pero, para quien quiera conocer más, que sepa que en el seminario estamos abiertos para atender a cualquiera.
Seminario Mayor Diocesano de la Inmaculada y los Santos Justo y Pastor de Alcalá de Henares
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