El pasado 8 de diciembre acudimos a la Brigada Paracaidista en Paracuellos del Jarama (Madrid) para celebrar la festividad de la Inmaculada Concepción, patrona del Arma de Infantería.
A continuación podrás ver un resumen fotográfico de los actos, y una breve explicación del llamado Milagro de Empel, origen de que la Inmaculada Concepción fuese proclamada patrona de los Tercios españoles y actual infantería española.
La Brigada Paracaidista, o BRIPAC, actualmente tiene su base en Paracuellos del Jarama, pero durante muchos años estuvo presente en Alcalá de Henares, y aún hoy es muy intensa su relación con la ciudad complutense. Al acto asistieron numerosas personalidades del ámbito civil y militar, incluida la delegada del Gobierno, Cristina Cifuentes.
El acto del pasado domingo comenzó con una misa a las 11:00, que posteriormente dio paso a la parada Militar. En ella se impusieron condecoraciones y se entregaron premios a diversos miembros de la brigada, cuya labor había destacado de manera excepcional.
El general Jefe de la Brigada Paracaidista, Juan Cifuentes, dio y pequeño discurso para posteriormente dar paso al acto de homenaje a los Caídos.
Por último, gritos e ideario paracaidista y desfile de todas las unidades.
El milagro de Empel
Si te has preguntado alguna vez por qué la inmaculada Concepción es la patrona del arma de infantería y la Bripac, aquí tienes la respuesta: el llamado Milagro de Empel, que fue un suceso acaecido el 7 y 8 de diciembre de 1585, a raíz del cual la Inmaculada Concepción fue proclamada patrona de los Tercios españoles y actual infantería española. Esta es su historia:
El 7 de diciembre de 1585, el Tercio del Maestre de Campo Francisco Arias de Bobadilla combatía durante la Guerra de los Ochenta Años en la isla de Bommel, entre los ríos Mosa y Waal, bloqueada por completo por la escuadra del almirante Holak. La situación era desesperada para los Tercios españoles, al cerco, había que sumarle la escasez de víveres y ropas secas.
El enemigo propuso entonces una rendición honrosa pero la respuesta española fue clara: «Los infantes españoles prefieren la muerte a la deshonra. Ya hablaremos de capitulación después de muertos». Ante tal respuesta, Holak recurrió a abrir los diques de los ríos para inundar el campamento enemigo. Pronto no quedó más tierra firme que el montecillo de Empel, donde se refugiaron los soldados del Tercio.
En ese crítico momento, un soldado del Tercio cavando una trinchera tropezó con un objeto de madera allí enterrado. Era una tabla flamenca con la imagen de la Inmaculada Concepción.
Colocaron la imagen én un improvisado altar y el Maestre Bobadilla, instó a sus soldados a luchar encomendándose a la Virgen Inmaculada.
Un viento completamente inusual e intensamente frío se desató aquella noche, helando las aguas del río Mosa. Los españoles, marchando sobre el hielo, atacaron por sorpresa a la escuadra enemiga al amanecer del día 8 de diciembre y obtuvieron una victoria tan completa que el almirante Holak llegó a decir: «Tal parece que Dios es español al obrar, para mí, tan grande milagro».
Aquel mismo día, entre vítores y aclamaciones, la Inmaculada Concepción fue proclamada patrona de los Tercios de Flandes e Italia.
El patronazgo se consolidaría trescientos años después, cuando la bula «Ineffabilis Deus» del 8 de diciembre de 1854 proclamase como dogma de fe católica la Concepción Inmaculada de la Virgen Santísima. El 12 de noviembre de 1892, a solicitud del Inspector del Arma de Infantería del Ejército de Tierra de España, por real orden de la Reina Regente doña María Cristina de Habsburgo, se declararía a la Inmaculada Patrona de la Infantería Española.
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