La Universidad de Alcalá ha iniciado, esta semana, la producción de máscaras de protección para su uso por parte del personal sanitario, fabricadas con impresoras 3D.
En total son 15 impresoras las que participan de esta iniciativa, 9 de la Escuela Politécnica, 5 de la Escuela de Arquitectura y 1 de la Facultad de Farmacia, todas ellas utilizadas hasta ahora para la docencia e investigación, como la fabricación de piezas utilizadas en robots, drones o modelos a escala para su uso en el aula.
El personal responsable de controlar la producción se encuentra realizando turnos de trabajo, con una elevada precaución, para garantizar las condiciones higiénicas tanto de las instalaciones, como de las máquinas y el material.
Además, miembros de la comunidad universitaria que cuentan con impresoras 3D en sus domicilios se han unido a la iniciativa y están ya fabricando este tipo de protectores desde casa y, desde la coordinación, hacen un llamamiento para que personal que disponga de esta maquinaria y quiera colaborar se incorpore también a la producción.
Un kilo de material plástico, que tiene un coste aproximado de unos 20 €, permite la fabricación de entre 40-50 máscaras. El stock de material con el que cuenta ahora la UAH va a permitir fabricar unas 500 de estas máscaras en los próximos días y ya se está procediendo a adquirir más materia prima para continuar produciendo tantas como sea necesario.
Una vez fabricadas, está previsto que estas viseras, que pueden ser desinfectadas sin deteriorarse, sean enviadas al Hospital Universitario Príncipe de Asturias (HUPA), aunque los coordinadores están abiertos a peticiones de otros centros sanitarios que las precisen.
Objetivo: fabricar respiradores de rescate
Aunque centrada ahora en la producción de las máscaras, la UAH está, además, participando, junto diferentes grupos de toda España, en los que colaboran empresas y universidades, en un proyecto coordinado por la Fundación SEPI para la fabricación de un prototipo de respirador diseñado con técnicas 3D que pueda ser utilizado en casos excepcionales.
Serían respiradores de rescate, que se utilizarían puntualmente para el traslado de pacientes o para su uso durante un espacio de tiempo moderado, de modo que no haya que recurrir, para estas funciones, a los respiradores convencionales que son imprescindibles para pacientes graves, que sí los necesitan de manera continua.
En el caso de la UAH, el trabajo se está llevando a cabo junto a un grupo formado por cuatro investigadores asturianos, conocido como ‘Resistencia Team’, y también en otro en el que participan Ferrovial y Airbus.
La idea es que, una vez que uno de los grupos participantes consiga desarrollar un prototipo probado y validado que pueda ser producido a mayor escala, garantizando unas condiciones óptimas de seguridad e higiene para el paciente, todos los implicados comiencen a reproducirlo en impresoras de toda España puestas a disposición de este servicio, que, en el caso de la UAH, serán 10 máquinas.
Los respiradores son dispositivos complejos, que han de cumplir unas normas de homologación para no causar perjuicio en el enfermo. Lo más complicado de fabricar es parte de la electrónica y de los sensores y hay que añadir otra gran dificultad en estos días: la escasez de una parte de los materiales utilizados, como es el caso de los sensores.
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