¿Es posible que Iron Man viva con metralla en su corazón o que Tormenta, de X-Men, no se electrocute cada vez que convoca un rayo? Estas son algunas de las alocadas e imposibles preguntas que intentan contestar Francisco Sáez de Adana, catedrático de Ciencias de la Computación y director del Instituto Franklin-UAH, y Francisco José Álvarez, del departamento de Física y Matemáticas de la Universidad de Alcalá, en la sesión organizada con motivo de la XXI Semana de la Ciencia y la Innovación 2021, donde hubo más de 50 actividades que contaron con la implicación y el esfuerzo de 217 investigadores.
Ante la atenta mirada de los colegiales de los últimos cursos de Secundaria y Bachillerato, hacen una dramatización en la que cada uno representa a un aficionado a los superhéroes y un físico que intentan demostrar, como dicen los investigadores, «cómo las leyes de la física nos permiten explicar, bien sea para ver que son posibles, bien sea para demostrar su imposibilidad, alguna de las hazañas que se muestran en los cómics de superhéroes». Un ejercicio de lógica que podría poner en un serio aprieto a los mismísimos Vengadores.
La inspiración llegó de la mano del libro La física de los superhéroes, del profesor estadounidense James Kakalios. «La idea es que sus alumnos entendían mejor algunos conceptos físicos si se utilizaban en situaciones que les resultaban atractivas, como es el caso de los cómics de superhéroes, que en otras mucho más teóricas que son las que habitualmente se usan en clase», explica Sáez de Adana. De un plumazo, las disertaciones teóricas quedan mejor plasmadas de esta forma, por lo menos para despertar el interés de los colegiales. «Por ejemplo, estudiamos la cantidad de energía que tendría que consumir una persona si tuviera los poderes de Flash o si es posible que alguien del peso de Spiderman podría columpiarse en una tela de araña», preguntas que seguro que más de uno se ha hecho.
Los profesores entienden que la física y la ciencia pueden traspasar el aula y encontrar en la imaginación una fuerza centrífuga que ayude a los menores a estudiar, en vez de enfrentarse a los áridos libros de texto: «La física es algo más que la aplicación de una serie de fórmulas matemáticas como la mayor parte de las veces nos enseñan en el colegio», subraya el investigador. «La física y sus leyes nos permiten explicar el mundo que tenemos a nuestro alrededor. Incluso, nos permiten explicar mundos ficticios como son los universos superheroicos, y, además, de una manera divertida».
Enseñando desde la cultura popular
«Otra enseñanza importante es que la separación entre ciencias y letras tan tradicional en los sistemas educativos occidentales es algo reductivo que elimina la posibilidad de que los estudiantes tengan una formación integral. Por ese motivo, también queremos mostrar que la cultura popular, en este caso el cómic, es un medio valido para la transmisión de la ciencia y nos permite en muchas ocasiones la ruptura de esa barrera entre lo científico y lo artístico o literario». Así, cumplen con el papel de la divulgación, que no es otro que acercar mediante la explicación y difusión de conocimientos, la cultura y el pensamiento científico y técnico a un público que no ha de estar especializado.
La Semana de la Ciencia y la Innovación de Madrid no deja de ser una oportunidad para acercar la ciencia a través de la divulgación científica a la comunidad, estudiantil, universitaria o al público en general, por lo que la Universidad de Alcalá se sumó a esta programación con más de 50 actividades que implicaron. «Esta es una tarea muy importante porque hay una necesidad enorme de crear vocaciones científicas y creemos que citas como la Semana de la Ciencia y la Innovación hacen una labor incalculable para lograrlo», admiten los expertos. La curiosidad no deja de ser la primera semilla de los futuros hallazgos que mejoren el rumbo de la humanidad o que, también, creen nuevos personajes ficticios que reten los límites del universo conocido.
Más allá de esta actividad, los profesores tienen sus propias rutinas de superhéroes-científicos. Francisco Sáez de Adana y Francisco José Álvarez investigan si la cultura popular puede ayudar a incrementar la adquisición de conocimiento científico y, sobre todo, el interés por la ciencia y la tecnología. Además, desde el Instituto Franklin-UAH colaboran con la asociación PopMec en la organización de una jornada que implemente estos dos supuestos porque, en sus palabras, creen que va a ser un tema de gran relevancia en los próximos años.
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