La Casa de Hippolytus es el primer yacimiento arqueológico musealizado de la Comunidad de Madrid. Estos restos romanos, de los mejor conservados de la comunidad madrileña, se descubrieron en 1990 y se abrieron al público en 1998.
Entre las diversas excavaciones de la ciudad romana de Complutum, desarrolladas desde hace decenios y con importantes descubrimientos en relación con la historia de Hispania, destaca la Casa de Hippolytus, especialmente por su mosaico y por su jardín. Desde 1998 la Casa es visitable.
Ni casa, ni de Hippolytus
Complutum era la principal ciudad romana del centro de la Península Ibérica en su momento, hace dos mil años, al estar en mitad del paso entre la zona de la actual Mérida y las zonas del levante catalán y murciano, con grandes asentamientos romanos. Por Complutum, por el actual Camino del Juncal alcalaíno, pasaba la vía que unía Emerita Augusta (Mérida) con Caesar Augusta (Zaragoza).
Las excavaciones arqueológicas, aunque algunas se comenzaron a hacer ya en el siglo XVI por los miembros de la Universidad cisneriana, comenzaron de forma sistematizada en los pasados años ochenta. En Complutum se han hallado abundantes restos de la época, y muchos de ellos están en el Museo Arqueológico Regional, en la plaza de las Bernardas.
El más importante es la Casa de Hippolytus, un nombre curioso dado que este edificio no era ni una casa particular, pues era un Collegium Iuvenum, un colegio para jóvenes varones, y no era de ningún Hippolytus, pues este solo fue el autor del espléndido mosaico que aquí se conserva.
El origen del nombre viene de la tradición entre los especialistas, que suelen buscarlo en relación con alguno de los elementos más significativos del yacimiento excavado. Se piensa que en la época prerromana ya existía alguna edificación aquí, probablemente dedicada a alguna deidad de las aguas, sobre la que se alzó una tabernae -tienda o local comercial- romana en el siglo I d.C., en época del emperador Claudio. Sin embargo, a mediados el siglo III d.C. se realizó una profunda reforma para levantar el Colegio de Jóvenes, uno de los pocos conocidos de Hispania.
Colegio de Jóvenes aristócratas
La institución colegial fue patrocinada por la rica familia de los Annios, quienes construyeron su mausoleo funerario familiar a unos cien metros tras la Casa de Hippolytus. El Colegio estaba dedicado a la formación cultural y religosa, e incluía también actividades lúdicas y deportivas, de los hijos de la clase gobernante de la ciudad, de la aristocracia. Jóvenes en un sentido amplio, pues aunque la mayoría eran adolescentes, en las listas de nombres conservadas se han encontrado los de individuos de cuarenta años.
El edificio estaba en una gran finca en los suburbios de Complutum y tenía grandes jardines, cuyos restos hoy tienen gran valor histórico porque son, junto con los de Pompeya, los únicos que se conservan intactos de la época romana.
La Casa fue colegio de jóvenes -uno de los pocos conservados hasta hoy- hasta finales del siglo IV o principios del V, cuando se convirtió en necrópolis, con su propia iglesia ya cristiana. Se han descubierto varias tumbas de ese tiempo. Varias de las zonas construidas tenían un techo abovedado, lo que se ha conocido gracias a los restos de la estructura que usaban los romanos para construir esas bóvedas, unas botellas cerámicas sin fondo, los tubuli fictile, que encajaban unas con otras y formaban el arco correspondiente.
Con termas de agua caliente
Otros restos son los que correspondían a las termas, con piscinas a distintas temperaturas. La primera de agua templada, el tepidarium, la segunda de agua caliente, el caldarium, y una tercera de agua fría, la única conservada actualmente, el frigidarium. Los baños, que eran un acto social muy importante para los romanos, se realizaban por ese orden. La construcción estaba hecha en un material muy resistente al agua, con ladrillo verde triturado y otros materiales. La calefacción y el agua caliente se conseguían por medio de unas calderas adyacentes que mandaban el calor por conductos bajo el suelo, algo similar al suelo radiante actual.
También había una sala dedicada al culto de la diosa Diana Cazadora, seguramente acompañada de imágenes de Hércules y por el genio de la Juventud, que son los más habituales en este tipo de lugares religiosos. Diana era una deidad relacionada con las aguas minerales, y en la Casa de Hippolytus había un pozo con gran contenido en sulfatos, porque los romanos consideraban esas aguas como medicinales y eran veneradas por su relación con los espíritus de la Naturaleza.
El jardín oriental
Una de las partes más destacadas de la Casa de Hippolytus es el jardín, de carácter orientalizante, es decir al estilo de los que en la época se diseñaban en Oriente Próximo, y que eran considerados por los romanos como el culmen del refinamiento. El análisis de semillas y pólenes ha mostrado que allí había pinos, encinas y robles, pero también tilos y cedros del Líbano. También había palmeras, cañas, jazmines y otras especies exóticas. Igualmente, había plantas aromáticas y medicinales.
Pero en este fantástico jardín no solo había plantas exóticas. También contaba con palomas y pelícanos, sueltos o enjaulados. Todos estos detalles suponían un elevado gasto económico porque se traban de especies no autóctonas, que tenían que importarse desde las lejanas tierras de Egipto y Mesopotamia.
El jardín no era solo un lugar de esparcimiento. Cumplía una función esencial para el funcionamiento del colegio, puesto que allí se impartían las clases a los alumnos. El lugar exacto está bien conservado y tiene forma de paseo con filas de banco corridos semicirculares de piedra llamadas exedras. Tenían una capacidad total de unas ochenta o cien personas, y se usaban tanto para los debates y discursos como para las comidas. Además eran un lugar para la charla y el ocio de los alumnos y maestros. Estaban cubiertos por unos toldos sujetos a unas celosías o verjas de madera situadas detrás de las filas de bancos, que proporcionaban una tupida sombra y un lugar tranquilo para la conversación.
El mosaico marino de Hippolytus
La otra gran joya de la Casa de Hippolytus es el mosaico del maestro Hippolytus, un artista probablemente de origen norteafricano. Se emplaza en el patio central donde estaba el frigidarium, o la piscina de agua fría. En él se representa una barca con tres remeros, rodeada de un gran número de peces y moluscos mediterráneos, como el pulpo, morenas, delfines, el erizo de mar, el cabracho y otros. Era un elemento didáctico muy importante, pues no hay que olvidar que los alumnos vivían muy lejos del mar, en plena meseta.
Las letrinas
Otra de las habitaciones bien documentadas y recreadas de la Casa de Hippolytus es la de las letrinas, en un espacio grande y cuidado, con mosaicos y asientos que podían ser de obra o de mármol. Estaban adosados a la pared, y debajo tenían un canal de agua por el que siempre corría el agua para que no se produjesen olores. También tenían pilas para el aseo (como los lavabos actuales), construidos con muchos tipos de materiales, probablemente mármol, con cabeceras y brazos ricamente decorados. Una curiosidad que para nosotros es poco comprensible, dadas nuestras costumbres actuales, es que los romanos iban en grupo a las letrinas a hacer sus necesidades, en lo que era una actividad colectiva.
Toda la Casa de Hippolytus está perfectamente documentada, lo que su visita permite hacerte una imagen muy precisa de cómo eran sus elementos y la vida que en ella se llevaba, logrando transportarte mil setecientos años atrás y conocer la antecesora romana de la Alcalá de hoy en día.
Más información:
Información de interés:
- Dirección: Avenida Madrid, antigua nacional II, Km 28
- Teléfono: +34 91 881 32 50
Accesos desde Madrid
- Renfe Cercanías C-1, C-2 y C7A.
- Bus nº 223 (salidas desde el Intercambiador de Avenida de América).
Horarios de visitas
Verano (May a Sept.):
- Mar-Vie: de 10:00 a 14:00 (Lunes cerrado)
- Sáb y Dom: de 10:00 a 14:00 y de 17:00 a 20:00 horas.
Invierno (Oct a Abr.):
- Mar-Vie: de 10:00 a 14:00 (Lunes cerrado)
- Sáb y Dom: de 10:00 a 14:00 y de 16:00 a19:00 horas.
- Cerrado: Dic: 24, 25 y 31. Ene: 1 y 7
- Precio: 1 €
Galería de imágenes:
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