Algunas enfermedades están teniendo una gran evolución en el tratamiento y calidad de vida de los pacientes gracias al uso de los denominados medicamentos biológicos, que han tenido una expansión revolucionaria con la aplicación de la biotecnología.
Se habla mucho de ellos, aunque como señala el profesor Zaragozá, ‘algunos llevan muchísimo tiempo entre nosotros’, pero desde la última década del siglo XX han ido evolucionando y diversificándose gracias a la biotecnología, dando respuesta a enfermedades muy diversas que, en algunos casos, incluso, no se podían tratar.
Cáncer , enfermedades inflamatorias como la artritis reumatoide, artritis psoriásica, espondilitis anquilosante, fibrosis quística, la enfermedad de Crohn, la diabetes, la hipercolesterolemia, algunas retinopatías, la osteoporosis, enfermedades autoinmunes en general y enfermedades degenerativas…son algunas de las patologías que se tratan con medicamentos biológicos, llamados así porque se obtienen de material biológico, no por síntesis química.
‘No son mejores ni peores que los fármacos químicos, pero han venido a solucionar situaciones patológicas para las que no había remedio. Se trata de patologías o alteraciones orgánicas que sabemos desde hace muchísimo tiempo que están causadas por déficit de una hormona o de un mediador que debe producir nuestro organismo.
Con la biotecnología obtenemos ese producto con una masa crítica suficiente y se administra a modo de suplencia’. Es más, algunos intervienen para hacer el camino contrario: ‘en algunas patologías causadas por una sobreexpresión de algún agente biológico podemos administrarlo para ‘secuestrar’ o inhibir ese agente que se ha sobreexpresado’, agrega el experto de la UAH.
Las posibilidades que brinda este tipo de medicamentos son insólitas en ámbitos como el cáncer, la enfermedad de Crohn, la diabetes o la hipercolesterolemia, otra de las grandes ‘plagas’ del siglo XXI. ‘Sabemos que el hipercolesterol guarda relación con la aparición de enfermedades cardio o cerebrovasculares; pues bien, se ha conseguido mediante biotecnología un medicamento que lo baja todo lo que queramos y el reto es que se pueda cambiar la situación y hasta revertir la placa aterogénica –que se calcifica con el colesterol- algo que parecía imposible.
Es una revolución absoluta porque de enfermedades cardiovasculares se muere más gente al año que de cáncer y el coste es enorme’.
En términos generales el ‘pero’ es su precio. Son medicamentos muy caros, ‘entre otras cosas, porque se requiere en torno a 1.600 millones de dólares de media en investigación para realizar los estudios que culminen en una patente’, indica el profesor de la UAH, pero la cuestión en este caso, como en tantos otros, es priorizar: ‘El dilema es si optamos por la salud o elegimos otra cosa.
Además, es obvio que el impacto en los presupuestos sanitarios es importante, pero se están salvando vidas y se están evitando ingresos hospitalarios asociados a las patologías que se tratan y eso, igualmente, es caro.
Por esto estamos reclamando que se hagan estudios económicos a medio plazo que permitan comprobar si el gasto en medicamentos biológicos es tan ingente como algunos anuncian.
Porque lo que están señalando las estadísticas ya es que los biológicos suponen una mejora impresionante de la salud general de la población’, agrega.
Zaragozá anuncia que el coste irá bajando también a medida que entren en el mercado de los medicamentos biológicos los denominados ‘biosimilares’, que no se pueden equiparar a los genéricos en el mercado de los fármacos químicos porque ‘se obtienen de células y por tanto, la naturaleza es similar, pero nunca igual’