‘Donde hay música no puede haber cosa mala’ que decía el Príncipe de los Ingenios. Sin duda esa frase ha tomado todo su significado este fin de semana en Alcalá de Henares. La Fiesta de la Música ha sido todo un éxito de participación, tanto de los artistas como del público, que han llenado las calles del Centro Histórico.
Ya fuera en a las puertas de la Cisneriana, en la Plaza Cervantes o en la calle Mayor cualquier sitio era bueno para ver un magnífico concierto de rock. Si ya llegabamos a la Plaza de los Irlandeses, los Santos Niños, el Palacio Arzobispal o Puerta Madrid encontrabamos música de todos los estilos. Santa María la Rica y la Plaza de la Victoria completaban una oferta músical para todos los públicos.
Nuestro recorrido comenzó en la Plaza de San Diego donde pudimos disfrutar de los últimos compases de Carlos Camarasa para después ver el inicio de El Artista del Hombre junto a un público reducido pero muy licenciado en música y festivales en la calle, «esto lo tendrían que hacer todos los fines de semana» nos decían, aunque rápido matizaban «no digo algo tan grande pero sí un grupo al mes en cada plaza, igual que Los Veranos de la Villa ¿Por qué no puede haber Veranos de Alcalá?».
A ritmo de rock nos fuimos hasta el escenario de Plaza de Cervantes para bailar con Verela y Superskinnybitch que proponían una música más comercial capaz de llegar a un público de todas las edades. Cierto es que más tarde llegamos a ver a Sekba y Ruta 57 pero ya teníamos la cámara guardada en la funda.
Desde la plaza el recorrido natural es por la calle Mayor así que, de repente, no topamos con una riada de gente que había entendido lo mismo que nosotros para hacer su recorrido. Primera parada La Casa de Cervantes con Los Personajes y La Rock & Punk para después irnos al Nº 103, a las puertas de mítica Panadería para bailar con Gizzard y Violante Blues. Sin duda la artería alcalaína tenía a los grupos más rockeros del Festival. Y por tener, hasta un novio, de despedida de soltero, llevado en procesión por sus amigos como si fuera la imagen del Cristo en la Cruz.
Llegamos a los Santos Niños para cambiar radicalmente de estilo con el Festival Cervantino de Música y Danza Tradicional con grupos de Villalbilla de Burgos, el Losar de la Vera y, por supuesto, los Coros y Danzas La Nacencia (Centro Extremeño de Alcalá de Henares). Un espectáculo tremendamente vistoso con bailes regionales y vestidos tradicionales que encandilaron a un público entrado en edad pero también a muchos jóvenes que se quedaron atrapados en los Santos Niños por este espectáculo con sabor añejo.
De ahí a la Puerta de Madrid para suavizar la mente con las versiones de Pero Cojo y Ángulo Muerto. Uno de los espacios con menor número de público, probablemente por esta más alejado, pero que deja a las claras que esta plaza que tenemos en Alcalá es muy aprovechable y que no le estamos sacando ni la mitad del partido que tiene, por belleza y por amplitud.
Se nos iba la luz y si queríamos más fotos había que elegir rápido un par de escenarios más para ver que se cocía en nuestra Fiesta de la Música. Primero hasta la Plaza del Palacio donde se pasó de la Tuna o el grupo Folk Hontanilla con una audiencia ya veterana hasta los ritmos latinos de The Flama Sound o Magic Magno para delicia del público más joven.
Por último no quisimos perdernos el escenario de La Plaza de los Irlandeses con las bulerías, alegrías y fandangos del Quinteto Fran Calvo y después el Jazz del Cuarteto Paco Vilches.
Sin duda una tarde especial con Alcalá invadida de vecinos y turistas con muchas ganas de disfrutar de la buena música. Curiosa la participación de un buen montón de niños que siempre ocupaban las primeras filas de los conciertos sentados a pocos metros de los músicos y sin importar el estilo que tocasen. Y es que ‘Donde hay música no puede haber cosa mala’.