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El Palacio de Laredo, maravilla neomudéjar con jardín romántico del siglo XIX, esperan al visitante que llega a Alcalá por tren y su sola estampa le trasladará a un sueño arquitectónico oriental, sorprendente en mitad del tráfico y de los edificios modernos. Es un paréntesis imaginativo y preciosista antes de entrar en la tradición secular sobre la que asienta la ciudad.
El Palacio de Laredo se levantó en 1882, en el paseo que comunicaba la estación ferroviaria con el centro de la ciudad (actual Paseo de la Estación), por el arquitecto, restaurador y pintor Manuel Laredo. Laredo fue también miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, y pocos años después alcalde complutense. El palacete fue su vivienda familiar, aunque en la actualidad pertenece al Ayuntamiento y alberga el Museo Cisneriano de la Universidad, dedicado al Cardenal Cisneros, fundador de dicha Universidad.
Obra de arte total
La principal característica del Palacio de Laredo es el gran impacto visual que produce al contemplarlo, ya que, al no tener grandes dimensiones, en un solo vistazo se puede observar una gran cantidad de detalles bellos y llamativos como si fuera una miniatura, o lo que es, una obra de arte en sí misma. Y es que el arquitecto quiso decorar y embellecer todos los rincones, tanto exteriores como interiores del hotel, (como también se le llama, en su significado de vivienda unifamiliar), desde que se cruza su entrada.
Y es que hay que destacar que absolutamente todos los elementos que forman parte del Palacio de Laredo fueron diseñados y realizados por el propio Manuel Laredo, con el resultado de lo que se ha dado en llamar una obra de arte total: desde la planimetría hasta la ornamentación interior responden a sus ideas y amplias capacidades creativas como pintor, decorador, arquitecto y restaurador.
Renacimiento cultural
El autor construyó su palacete en un momento de ebullición cultural en Alcalá, justo en el momento en que se creó la Sociedad de Condueños, formada tanto por su élite como por ciudadanos de todos los estratos sociales, la cual compró el principal colegio de la universidad, con el fin expreso de que el patrimonio de la ciudad no se perdiese o destruyese.
Es una época en la que se publicaron numerosos textos dedicados a la ciudad por sus más ilustrados vecinos y en la que nacieron muchas cabeceras de periódicos, como La Cuna de Cervantes o La Gaceta Complutense.
Igualmente, en esos años se construyeron multitud de edificios y monumentos que ahora identifican plenamente a la ciudad, como la estatua de Cervantes y el quiosco de música en la misma plaza de Cervantes, donde también se construyeron el actual Casino o Círculo de Contribuyentes o el proyecto para que el convento de Agonizantes fuera lo que es hoy, sede del Ayuntamiento.
Y no hay que olvidar que Manuel Laredo restauró y casi dirigió las obras de restauración del Palacio Arzobispal, dejando su huella por ejemplo en el mirador que adorna un lateral del torreón dedicado al arzobispo Tenorio.
De sorpresa en sorpresa
Desde el momento en que entres al Palacio de Laredo vas a ir de sorpresa en sorpresa, pues entre el estilo general neomudéjar y de visibles influencias de la Alhambra de Granada, encontrarás muchísimas piezas diferentes a ese estilo dominante del interior y el exterior del edificio.
Desde la calle, las partes más llamativas del Palacio de Laredo son el minarete, con su pequeño reloj en lo alto, y el torreón cuadrado central. Al entrar, bajo este se halla el Salón de los Reyes, así denominado porque en él se encuentran los retratos al óleo de los reyes y reinas de Castilla desde Alfonso XI hasta el emperador Carlos I.
Es un salón que copia exactamente el antiguo salón del castillo de Santorcaz, construido por el Arzobispo Tenorio, del que también hay un retrato en esta sala, así como de Cisneros -quien, curiosamente, estuvo en ese castillo preso durante un tiempo por las luchas de la época-.
La bóveda gótica original del Palacio de Laredo permanece en buen estado y muestra uno de los planetarios más antiguos del mundo -del siglo XIV-, representando el firmamento estrellado según se creía que era entonces. Tiene una circunferencia alrededor con los 365 días del año, los meses y los signos del zodíaco.
En otra de las salas, todas ellas alrededor de la de los Reyes, encontrarás estucos en estilo pompeyano -al igual que en el primer piso, en el dormitorio de la hija- y tapices de estilo renacentista.
Fragmentos de palacios y castillos
Otro detalle a destacar del Palacio de Laredo, dentro de tantos y tantos que nos sorprenden a cada recodo de pasillos y puertas está en la Sala del Espejo, decorada en verde, en la que hay un balcón cubierto cuyo tejado se sostiene sobre columnas que antes estuvieron en el convento de los Jesuitas en Loranca de Tajuña, en Guadalajara, hoy completamente derruido.
Dentro de la magnificencia de los interiores del Palacio de Laredo, podrás apreciar la sala Árabe, de decoración primorosa, con un zócalo de azulejos del siglo XV que se encontraba en el palacio de Pedro I el Cruel, en Jaén, o los artesonados y cupulines provenientes del palacio de los Condes de Tendilla, en Guadalajara. También de allí, pero de la propia capital, es el artesonado del techo, o alfarje, del siglo XVI, traído del palacio de Don Antonio de Mendoza.
Bajo el minarete del Palacio de Laredo se encuentra la alcoba del matrimonio Laredo, en la que destaca un mirador con una celosía con un poyete decorado con azulejos del siglo XVI procedentes de Zaragoza. Todo el interior tiene un toque laberíntico, de manera que recorrerlo supone subir y bajar pequeñas escaleras, entresuelos, pasillos, salas que comunican unas con otras en diferentes puntos e incluso algún túnel que comunica en el sótano unas dependencias con otras, como el lavadero con las antiguas cocinas, con pozo incluido, o la sorprendentemente grande sala de calderas.
El jardín del laberinto
En torno al Palacio de Laredo se conserva uno de los pocos jardines de estilo romántico que quedan en Alcalá, y que hoy ocupa la décima parte de los terrenos que tuvo en su origen, actualmente edificios de viviendas.
En el jardín hay una alberca, un pequeño estanque con puente sobre él y, al fondo, uno de los tres cenadores de hierro que se conservan en Alcalá. También se encuentran algunos restos arqueológicos, como son una lápida y un trozo de columna romana y dos grandes sarcófagos visigodos tallados en granito.
Y, a la salida, o antes de entrar, no dejes de rodear el Palacio de Laredo por la calle adyacente, de Zuloaga, donde encontrarás multitud de elementos dignos de contemplar con atención, como arcos, torrecillas, celosías, ventanitas, balcones, y la entrada de carruajes, con su arco de herradura.
Ver: Visita virtual al Palacio de Laredo
Más información:
- cosasquenuncapudedecirte.blogspot.com.es
- www.lacallemayor.net
- www2.uah.es
- artedemadrid.wordpress.com
Información de interés:
- Dirección: Paseo de la Estación 10
- Visitas guiadas a diferentes horas de L a V, previa reserva llamando por teléfono o e-mail
- Teléfono: +34 918 802 883
- Email: visitas.guiadas@uah.es
- Entrada: 3 € (estudiantes y jubilados 2€)
Accesos
Desde Madrid
- Tren cercanías Líneas C-1, C-2 y C7A.
- Autobús 223 (salidas desde Intercambiador de Avenida de América).
Desde Alcalá
- Autobuses urbanos Líneas 5 y 10
Galería de imágenes:
El Palacio de Laredo en vídeo:
Dónde está
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