¿Puede una mujer acudir con un burka a un examen? ¿Podría un seguidor del sijismo, (religión monoteísta india) llevar a clase un cuchillo colgando de la cintura? La respuesta a esas dos preguntas es no, aunque tanto el burka como el cuchillo formen parte de los elementos asociados a su religión.
En el primer caso, porque según la normativa académica, es necesario identificar a la persona a la hora de hacer el examen; y en el segundo porque, aunque la Constitución garantiza en su artículo 16 la libertad ideológica, religiosa y de culto, este derecho fundamental está sujeto a límites.
Uno de esos límites es el orden público que se integra por la moral, la salud y la seguridad pública, así como el respeto de los derechos y libertades de los demás.
Además, este compromiso con la libertad de creencias se enfrentan a ciertos desafíos como la creación de políticas inclusivas que eviten la discriminación y promuevan un entorno donde todos los estudiantes puedan desarrollarse sin temor a represalias o burlas por sus creencias religiosas.
Conferencias: la libertad religiosa en la educación superior
Para abordar este tema, a través de su Fundación y de la Fundación Pluralismo y Convivencia, ha organizado una serie de conferencias con el objetivo de dar a conocer y sensibilizar a la comunidad universitaria sobre el ejercicio y la garantía de la libertad religiosa en un marco de tolerancia y convivencia positiva a partir del diálogo y el estudio de esta temática.
La primera jornada, celebrada el pasado 25 de octubre, estuvo liderada por los profesores de Derecho Eclesiástico del Estado, Isabel Cano y Miguel Rodríguez, que imparten a más de 250 estudiantes dos optativas, una sobre libertad religiosa y otra sobre derecho a la educación y libertad de enseñanza. “La gente relaciona el nombre de eclesiástico con la Iglesia, a que somos curas o monjas, pero luego, afortunadamente, se llevan una grata sorpresa, porque somos gente con una mentalidad muy abierta que respetamos todas las libertades. No hay libertades de primera y de segunda”, explica Cano.
En sus clases tratan ejemplos reales de manifestaciones externas del derecho fundamental de libertad religiosa. Por ejemplo, un estudiante que solicita en un colegio un menú escolar adaptado a sus convicciones; unos padres que se niegan a que sus hijos reciban clases de educación sexual en la escuela; una trabajadora que es despedida por ir a trabajar portando un pañuelo islámico; el debate sobre la financiación de las confesiones religiosas o la protección del patrimonio eclesiástico.
Próxima sesión
Las siguientes sesiones de las Jornadas se han celebrado el 7, el 8 y también hay una prevista para el 15 de noviembre. En ellas se abordan temas tan interesantes como el discurso del odio haciendo referencia a la religión, los centros de educación superior de las confesiones religiosas, los contenidos religiosos en las enseñanzas universitarias, los lugares de culto en las universidades, el calendario académico, días festivos y creencias religiosas, así como los comedores universitarios y el respeto a las creencias religiosas.
“Es necesario abordar este tema en la universidad porque se están planteando cuestiones que tienen que ver con una garantía de la convivencia en un marco de pluralidad y diversidad que hace años no nos surgía” comenta Miguel Rodríguez.
“Las mejores prácticas para garantizar la libertad religiosa”
Estas jornadas están financiadas por la Fundación Pluralismo y Convivencia, una fundación del sector público estatal que se dedica a promover el conocimiento de la diversidad religiosa y la garantía del derecho fundamental de libertad religiosa y que en los últimos años está apostando por los sectores más jóvenes de la población.
“Son unas jornadas divulgativas y formativas para dar a conocer, por un lado, la diversidad religiosa de nuestra sociedad, las características de las diferentes confesiones” y, en segundo lugar, “para exponer cuáles son las normas básicas de nuestro ordenamiento y cuáles son las mejores prácticas para garantizar la libertad religiosa en el ámbito universitario”, apunta Rodríguez.
En la primera sesión ya se abordó la cuestión de por qué la religión tiene presencia en la universidad. Como explica la profesora Isabel Cano, “nosotros vivimos la pluralidad diariamente en clase. Tenemos la gran fortuna de tener estudiantes que son testigos de Jehová, ortodoxos, chicas musulmanas ataviadas con sus velos, ateos…y son amigos de por vida”.
Cano, quien se siente orgullosa de formar parte de una comunidad universitaria sumamente preparada. “Somos una universidad que lleva en ADN la diversidad, lo cual es fantástico. Muy pocos tienen actitudes violentas o discriminatorias hacia el que es diferente” Como dice la profesora Cano, el lema de la UAH la podría ser: “Una universidad diversa”.
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