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Las murallas de Alcalá que rodean al Palacio Arzobispal te recordarán lo que fue la ciudad medieval del Burgo de Santiuste, después llamada Alcalá de Henares. Las dieciséis torres del recinto amurallado encierran varias hectáreas de terreno, algunas de las cuales puedes visitar y hacer un viaje en el tiempo, hasta ochocientos años atrás.
Cuando llegas a Alcalá de Henares en automóvil o autobús por la vía Complutense entras directamente a la ciudad y lo primero que verán tus ojos, como si fuera una postal en movimiento, es el recinto amurallado de Alcalá, o más exactamente las murallas de la ciudad medieval, con sus torres, todas cuadradas menos una, a lo largo de su recorrido.
Alcalá siempre fue una villa amurallada, dado que fue lugar de conquista para los árabes y de reconquista por los cristianos. Los primeros construyeron su castillo fortificado en la ladera occidental del monte Ecce Homo, y respecto a los segundos, tras pasar la villa a manos de los arzobispos de Toledo en 1126, y después de varias incursiones musulmanas contra Madrid y Alcalá en 1197, el arzobispo Rodrigo Ximénez de Rada construyó una fortaleza militar, en 1209, que luego sería el Palacio Arzobispal.
La Alcalá de los veintidós torreones
Del recinto amurallado de Alcalá hoy en día sólo se conserva la muralla que rodeaba el Palacio Arzobispal, aunque llegó a rodear toda la villa medieval. En un dibujo del paisajista flamenco Anton Van Den Wyngaerde, de 1565, se observan más de veinte torres en las murallas.
La ciudad no desbordó su recinto amurallado medieval hasta finales del siglo XIX, cuando se construyó en los alrededores de la vía y la estación del ferrocarril, abriéndose un gran parque público, el cementerio y una serie de palacetes, como el famoso Palacio Laredo, en el Paseo de la Estación, lo que supuso el ensanche de la urbe complutense.
Más altas torres han caído…
En el siglo XIV las murallas fueron reforzadas por el arzobispo Pedro Tenorio, conservándose hoy en día tres torreones con su escudo. Uno de ellos, el más bello, lleva precisamente su nombre, y se puede ver en el ala este. Separa la plaza de las Bernardas de la plaza del Palacio Arzobispal. Está decorado con saeteras y matacanes que recuerdan su origen defensivo. También posee, debido a la reforma de Manuel Laredo, un curioso balcón decimonónico de estilo tudor que lo une al ala del salón de concilios.
Don Pedro rodeó el recinto del Palacio Arzobispal con una muralla y veintidós torreones de los que quedan dieciséis, algunos con inscripciones de lápidas procedentes de Complutum, como las que aparecen en el que se encuentra frente al del arzobispo Tenorio.
Dentro del recinto amurallado del Palacio Arzobispal se encuentra la antigua Huerta del Obispo o albácar, que fue lugar de cultivo y de recreo para la corte arzobispal y también para el refugio de la población civil o militar en caso de ataques bélicos.
La ciudad de las siete puertas
El arzobispo Tenorio también amplió la llamada cerca de la villa, de manera que esta era accesible por siete puertas: la puerta de Burgos al norte (hoy dentro del monasterio cisterciense de las Bernardas y trasladada al actual arco de San Bernardo); las de Madrid y de Santa Ana o del Postigo al oeste; la puerta del Vado (en la actual plaza del Empecinado) al sur; y al este, las de Fernán Falcón o Tenerías Viejas (al final de la calle Santa Úrsula), la de Guadalajara (al final de la calle Mayor), y el postigo de los Judíos en la calle Santiago.
Ya en pleno siglo XV, el arzobispo Alonso Carrillo de Acuña construyó la segunda muralla que protegería el nuevo caserío formado extramuros de la antigua villa, incluyendo la plaza del Mercado (hoy plaza de Cervantes) y el monasterio franciscano que había fundado, conocido como de San Diego.
Así, la puerta de Santa Ana se desplaza hasta la plaza que hoy lleva su nombre, y al norte se abre la puerta Nueva, en la actual plaza de Atilano Casado. Además, abrió dos puerta más en el lado este, la de Guadalajara -la actual Puerta de Mártires-, y la puerta de Aguadores, en la glorieta del mismo nombre.
El lienzo sur también se amplió, de forma que la puerta del Vado se trasladó a su actual emplazamiento y se abrió otra más, la de San Julián (al final de la calle de San Julián). Se sospecha que construyó aún otra, hacia la esquina entre las calles de Carmen Descalzo y Santo Tomás de Aquino.
La Puerta de Madrid y de Espartaco
La Puerta de Madrid actual -porque había otra anterior que desapareció- es obra del arquitecto Antonio Juana Jordán, y fue construida en 1778, por orden del cardenal y arzobispo de Toledo Francisco Antonio Lorenzana. Es de estilo neoclásico, influenciada por la puerta de Alcalá madrileña. En las inscripciones se puede leer que se levantó “reinando Carlos III”, además de aludir al propio cardenal, al arquitecto y a la fecha.
Más información:
Información de interés:
- Dirección: Plaza Puerta de Madrid.
Accesos
Desde Madrid
- Tren cercanías Líneas C-1, C-2 y C7A.
- Autobús 223 (salidas desde Intercambiador de Avenida de América).
Galería de imágenes:
En vídeo:
Dónde está
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