Miguel de Cervantes recibió tres heridas por arcabuz, un arma de fuego, en octubre de 1571, cuando peleaba con el ejército español en la batalla de Lepanto, a bordo de la galera la Marquesa.
La herida más grave se la ocasionaron a nivel de la palma de la mano izquierda, afectando también a parte de la muñeca. ‘Fue una herida profunda, que no solo dañó la piel y el tejido celular subcutáneo, también a los músculos, a los nervios y fracturó los huesos… Fue una lesión muy seria, muy importante, de alta gravedad’, según señala el experto en Traumatología de la UAH, Antonio López Alonso, que ha buceado en los archivos históricos para conocer de forma exhaustiva qué le ocurrió a Cervantes en su mano izquierda y es autor del libro ‘Cervantes manco y bien manco’.
Una mano izquierda que muchos, al conocerle como ‘manco de Lepanto’, creen que fue amputada. Pero la realidad desmiente esta creencia: ‘La herida le ocasionó una disfuncionalidad completa, porque se produjo una cicatriz hipertrófica; la mano se le quedó como ‘en garra’, de tal suerte que ni siquiera podía sujetar un libro entre las manos… En ese tiempo se decía de este tipo de pacientes que ‘no podían mandar la mano’ y él lo deja muy claro a lo largo de su obra, tanto en la segunda parte del El Quijote, como en el Viaje al Parnaso’, añade el experto.
En la bibliografía contrastada por López Alonso no se ha podido constatar que Cervantes sufriera algún tipo de trauma psicológico debido a su discapacidad, pero lo que deja claro el doctor es que ‘en el momento actual una mano del tipo de mano en garra se podría tratar gracias a los avances de la cirugía y de la biomecánica’. En definitiva, Cervantes no sería manco en nuestro tiempo.
Murió de cirrosis hepática y diabetes
López Alonso ha investigado también en otros ámbitos de la salud del escritor más universal de la lengua castellana y, de hecho, también publicó en su día un libro titulado ‘Enfermedad y muerte de Cervantes’ en el que llega a la conclusión de que falleció en 1616 por diabetes y cirrosis hepática.
‘Hasta 4 años antes de morir tuvo una gran fuerza vital, pero en ese momento empezó a sentirse cansado, asténico profundo, y sufrió hidropesía, una dolencia por la que se te llena el vientre de líquido. La hidropesía, junto con la astenia profunda, se interpretó ya entonces y también en la actualidad como síntomas de una cirrosis hepática’.
Por otro lado, Cervantes tenía en ese tiempo ganas de beber continuas…’Eso, en terminología médica actual, se denomina polidipsia y es un síntoma típico de la diabetes. La cirrosis hepática y la diabetes le condujeron a la muerte ahora hace 4 siglos’, concluye el doctor.
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